El Cine como forma expresiva y estética

domingo, 14 de noviembre de 2010

SOÑADORES: Marcuse y el mechero

Por Alfredo Fuchs

Hay una escena de la película a la que no podía encontrarle sentido. Se trata de la escena en la que los hermanos franceses presentan a Matthew a sus padres. El padre divaga acerca de la divina inspiración del poeta, y detiene su discurso para pedirle explicaciones al americano de su distracción. Pues bien, Matthew habla de lo maravilloso que es que el mechero de la mesa encaje en todas partes, y como todo sigue una coherencia. Todos los presentes hacen una ovación social y pasan a entenderle como un prodigio, cuando a mi entender, es un razonamiento prodigioso (para un chaval de 5 años). Pues bien, era esta pequeña escena a la que no conseguía darle explicación alguna, pero que el azar me explicó de manera paralela o tangencial a la intención del director, pero que creo que tiene cierta relevancia metafórica en relación a la película y su visionado.
Leyendo a Marcuse, en su "El hombre unidimensional", me topé con esta referencia que hacía a otro texto: (viene de hablar de la adoctrinación social a través de la dinámica impuesta por los productos) "El punto de vista operacional está bien ilustrado por el análisis de P. W. Bridgman del concepto de extensión: "Es evidente que, cuando podemos decir cuál es la extensión de cualquier objeto, sabemos lo que entendemos por extensión, y el físico no requiere nada más. Para hallar la extensión de un objeto, tenemos que llevar a cabo ciertas operaciones físicas. El concepto de extensión estará por lo tanto establecido una vez que lo estén las operaciones por medio de las cuales se mide la extensión; esto es, el concepto de extensión no implica ni más ni menos que el conjunto de operaciones por las cuales se determina la extensión. En general, entendemos por cualquier concepto nada más que un conjunto de operaciones; el concepto es sinónimo al correspondiente conjunto de operaciones. "
Bridgman ha visto las amplias implicaciones de este modo de pensar para la sociedad en su conjunto: "Adoptar el punto de vista operacional implica mucho más que una mera restricción del sentido en que comprendemos el «concepto»; significa un cambio de largo alcance en todos nuestros hábitos de pensamiento, porque ya no nos permitiremos emplear como instrumentos de nuestro pensamiento conceptos que no podemos describir en términos de operaciones."
La predicción de Bridgman se ha realizado. El nuevo modo de pensar es hoy en día la tendencia predominante en la filosofía, la psicología, la sociología y otros campos. Muchos de los conceptos más perturbadores están siendo «eliminados», al mostrar que no se pueden describir adecuadamente en términos operacionales o behavioristas. La ofensiva empirista radical proporciona de esta manera la justificación metodológica para que los intelectuales bajen a la mente de su pedestal: positivismo que, en su negación de los elementos trascendentes de la Razón, forma la réplica académica de la conducta socialmente requerida. Fuera del establishment académico, el «cambio de largo alcance en todos nuestros hábitos de pensar» es más serio. Sirve para coordinar ideas y objetivos con los requeridos por el sistema predominante para incluirlos dentro del sistema y rechazar aquellos que no son reconciliables con él. El dominio de tal realidad unidimensional no significa que reine el materialismo y que desaparezcan las ocupaciones espirituales, metafísicas y bohemias. Por el contrario, hay mucho de «Oremos juntos esta semana», « ¿Por qué no pruebas a Dios?», Zen, existencialismo y modos beat de vida. Pero estos modos de protesta y trascendencia ya no son contradictorios del statu quo y tampoco negativos. Son más bien la parte ceremonial del behaviorismo práctico, su inocua negación, y el statu quo los digiere prontamente como parte de su saludable dieta "
El padre lo explica: el caos de las cosas vistas desde la tierra, y la manera en que todo encaja visto desde arriba, como si fuera dios. Vistas las relaciones establecidas en torno al consumo impuesto desde arriba, todo encaja. La dinámica la establece el consumo. El padre procede a resaltar la futilidad de las manifestaciones y sentadas de sus hijos, la inocua negación del behaviorismo práctico. Theo rezonga, el padre le recuerda que "antes de cambiar al mundo, debes darte cuenta de que formas parte de él, no puedes observarlo desde fuera". Theo le devuelve la acusación, poniendo sobre la mesa el rechazo del padre a firmar una petición contra Vietnam. Es cuando el hijo le dice que espera no ser nunca como él que el padre cae absorto en la tristeza, y tan solo la llamada a firmar el cheque le despierta.

Berlanga

En España somos tan respetuosos, que esperamos la muerte de los semejantes para alabarlos... "Al burro muerto, la cebada al rabo". No siempre, porque Berlanga ha estado en la palestra desde... Me falla la memoria.
Alex de la Iglesia, presidente de la Academia de Cine leyó un panegírico en su capilla ardiente con frases sabrosas e indicativas para comprender muchas iniciativas de las institucionale. Lo recogió La Vanguardia:
"Me están pidiendo que resuma a Berlanga con dos frases y, si no es una broma, cómo les explico que Berlanga es más importante para mí que Ford, cómo les explico que Plácido cambió mi vida, cómo puedo si quiera acercarme a la tormenta de sentimientos que me han hecho llorar. Berlanga y Buñuel son el alma del país, de un país sangriento y cruel, ingrato, que nunca aprenderá a amar a sus hijos lo suficiente y a devolverles con reconocimiento el valor incalculable de su aportación artística". Y continuó: "Berlanga supo amar y odiar, reír y rodar con la fuerza asombrosa de un hombre libre pese a la dictadura, la intransigencia y la supuesta inteligencia de algunos. Berlanga se encuentra en el Olimpo de los grandes, no sólo de este país sino del mundo entero. Nadie en la historia del cine ha llegado tan lejos en talento y tan cerca de nuestras almas malheridas. Buñuel es el único que puede mirarle frente a frente. No hay nadie tan grande como Berlanga".
Y seguía recogiendo La Vanguardia:
"Por su parte, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha explicado en su visita a la capilla ardiente de Berlanga que el desaparecido cineasta era como la Real Academia Española, ya que su obra "limpia, fija y da esplendor al lenguaje cinematográfico".
¿Berlanga como Buñuel? Me suena a rediviva sentencia daliniana: "Picasso es comunista; yo tampoco". Pero al revés: negación de la negación mediante una afirmación surrealista y metafórica. ¡Loor al profeta Derrida!
Y rodando, rodando... Alex de la Iglesia es como Buñuel, Ángeles González Sinde es como Buñuel. ¡Todos somos como Buñuel! ¡Todos somos Buñuel! ¿No era Espartaco?
Aunque entre nosotros ya estaba consagrado como recurso universal del doctor Cataplasma, ha comenzado la sacralización del plano-secuencia... ¿Como fórmula ideal para la sublimación estética del cine? Berlanga sea divinizado y Sokúrov elevado a la categoría de sumo sacerdote... Lástima que aún ande por ahí el Viaje a la Luna de Méliès.
Aunque yo también crea que Bienvenido, Míster Mashall, es quintaesencia de progresismo hispano, son tan numerosos quienes divinizan a Luis García Berlanga, que no creo necesario ni conveniente sumarme a un cortejo, donde se materializa la continuidad sociológica y cultural de los últimos cincuenta años. Estaba y estoy en otro sitio.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Soñadores, de Bertolucci. Algunos detalles muy significativos

La casa de Isabelle y Theo está en una de las zonas "pijas" de París, cerca del Boulevard Haussman, concretamente en la plaza Rio de Janero, donde, por supuesto, aún subsiste la Brasserie Le Valois, que aparece en la película, con el toldillo enmascarado pero con la misma denominación.
En la habitación donde descansan y charlan los tres jóvenes se materializan las circunstancias ambientales que empapan a los hermanos: múltiples referencias cinematográficas, varios elementos maoístas y el cartel de la película de Godard (La chinoise, 1967), muy adecuada para completar su perfil político y el juicio de Bertolucci; bajo él, un poco a la izquierda, podemos ver una imagen de Thomas, el protagonista de Blow up (Antonioni), con la Hasseblad en las manos... Parece clara la coluntad del director italiano por teñir con matices de marginalidad social la actitud política de quienes acabarán lanzando cócteles Molotov a la policía.
El hotel de Matthew está en la calle Mallebranche, en las inmediaciones del Panteón, cerca del Boulevard de Saint-Michele, es decir, en los límites del "barrio latino", el lugar preferido por los estudiantes de escasos recursos que no querían vivir en la zona de Pigalle, donde los hoteles eran más baratos pero menos recomendables.
Matthew tiene varios libros y una revista recogidos por la cámara. Los que he podido identificar completan perfectamente el perfil del personaje. Mientras los hermanos franceses parecen estar obsesionados con el cine francés y americano y las fórmulas políticas de Mao, el joven americano atiende a cuestiones mucho más concretas y de manifiesta repercusión social:  la sexualidad de los adolescentes y la guerra de Vietnam.
The Catcher in the Rye (1951), de J. Salinger es un libro sobre ese tema de gran repercusión durante los años sesenta; en su título ofrece un curioso problema de traducción al castellano, nunca resuelto. De nuevo los problemas de los "doblajes", también presentes en los campos literarios...
El Viaje a Hanoi (1968), de Susan Sontag; es una escritora norteamericana cuya actividad se ha interpretado como nexo de unión entre la intelectualidad europea y la norteamericana frente a la política exterior USA: Sus ideas...
"Los vietnamitas operan con una idea de la educación diferente a la que nosotros estamos acostumbrados, y ello implica un cambio en el significado de la honradez y la sinceridad. La honradez entendida como tal por los vietnamitas se parece muy poco al sentido de honradez sublimado por la cultura secular occidental virtualmente por encima de todos los demás valores. En Vietnam la honradez y la sinceridad son funciones de la dignidad del individuo".
La revista Life de 22 de marzo de 1968, que prestó especial atención a la guerra de Vietanam y a la figura de Ho Chi Minh, cuyo retrato llenaba la portada.

Utopía visceral frente a razón crítica.

lunes, 8 de noviembre de 2010

LA JAURÍA HUMANA Y LA CAZA DE BRUJAS

Por: Javier Mateo Hidalgo




En este año 2010 falleció Arthur Penn. Pasará a la historia del cinema por ser considerado uno de los realizadores de la etapa de Caza de Brujas de Hollywood. Esta etapa dio grandes títulos al séptimo arte y revitalizó el cine americano desde sus raíces. El clima social que por entonces se vivía sirvió de caldo de cultivo para avivar un cine social que la industria había tratado de soterrar bajo una ideología imperante de sedación en el espectador, haciéndole sentirse orgulloso por su propia nacionalidad (creo que uno de los personajes que mejor han descrito a este ciudadano lo podemos encontrar en el millonario al que Janet Leigh sisa sus fajos de billetes en “Psicosis” de Alfred Hitchcock).

En el juicio político que el senador republicano McCarthy llevó a cabo, la limpieza comunista destapó a delatores y escondió bajo seudónimo a escritores (guionistas, se entiende) que colaboraron con su talento en empresas cinematográficas comprometidas. Algunos, quedaron tan psicológicamente tocados que no volvieron a ser lo que fueron. Elia Kazan trató de autojustificar el papel del chivato (con obvia intención autobiográfica) en el filme “La ley del silencio”, filme que terminó por interrumpir su ascenso cinematográfico dejando obras de la talla de “Al Este del Edén” o “Un tranvía llamado deseo”, apostando por la joven generación de actores de nueva escuela como Marlon Brando o James Dean. Otro de los delatores fue el actor Gary Cooper, quien colaboró en la causa de esta “cruzada” de forma voluntaria. Dirigido por Robert Rossen (quien acabó también dando nombres ante el tribunal, pero en este caso bajo presión, al incluírsele en la lista negra) interpretará casi al final de su vida “Llegaron a Cordura”, donde interpreta a un oficial al que sus hombres desprecian por un acto de cobardía en el pasado. Más allá del western, el filme posee tintes bélicos relacionados con la situación política del momento. El propio personaje de Cooper, Thomas Thorn, redacta una lista negra de sus opiniones en un cuaderno también negro, y sus hombres le preguntan continuamente si con ello les va a delatar. Rita Hayworth interpreta el papel de una mujer que colabora con los seguidores de Pancho Villa, actuando de traidora hacia Estados Unidos. Tanto los personajes de Cooper como de Hayworth ponen la voz a Robert Rossen.

Arthur Penn, un director incomprendido por su época, supo sacar adelante una serie de proyectos arriesgados por su firma tan personal. En el caso que nos aguarda, “La Jauría humana”, contó no solo con la excepcional colaboración de la guionista Lillian Hellman (esposa de Dassiell Hammet y autora de otros guiones como los de “la calumnia”- donde se trata el tema de la homosexualidad- o “La loba”, fue sospechosa por su ideología izquierdista durante la Caza de Brujas) sino con las interpretaciones de actores como Marlon Brando (sin duda, la mejor interpretación), Robert Redford (considerado crucial para la trama aunque con escaso papel actoral), Jane Fonda (actriz a la que debería de aplicarse la expresión Freudiana de “matar al padre”, por cuanto nos recuerda a él y nos aleja de toda libido) o Robert Duvall.

El tema, que se alza sobre el argumento, resulta evidente para la reflexión: la sociedad puede convertirse fácilmente en masa, y esto supone un problema de difícil solución. Calder, el sheriff de Tarl (una pequeña ciudad en el estado de Texas), debe gobernar con su sentido de la justicia a una turba incontrolable de hombres que amenazan constantemente con utilizar su propio poder contra el establecido. El caldo de cultivo lo fomentan una serie de individuos de la alta sociedad que no dudan en utilizar como armas convincentes las que desenfundan de sus cinturones. Esta forma de dominación se utiliza también con claras connotaciones sexuales. Por ejemplo, en una de las fiestas organizadas por este sector social, una chica trata de introducir al sheriff en ella con el argumento de que para entrar solo se pide que los invitados lleven pistola. Brando entonces contesta: "Con todas las pistolas que tiene a su alrededor, temo que no hay sitio para la mía".

La lucha de este David que interpreta Brando contra ese Goliath imparable, nos habla de un cierto pesimismo que ya estaba germinándose en la Escuela de Franckfurt. Brando es un mártir que decide, aún reconociendo que no le gusta estar allí, llevar a cabo su misión, su tarea como espíritu lúcido e incorruptible.

Lo más peligroso del filme en cuestiones ideológicas se encuentra en la reacción del espectador para determinados comportamientos de los personajes. Así, por ejemplo, no encuentra negativo que el “bueno” la emprenda a golpes en una brutal paliza contra el que acaba de asesinar a Reeves (otro de los personajes a los que se perdona todo por lo que Redford nos muestra de él- más bien poco, pues apenas sabemos de él más allá de que se trata de un presidiario fugitivo). El ensañamiento nos produce, en este caso un cierto disfrute. Me refiero a planteamientos morales del tipo de “Dogville” de Lars Von Trier, en el que el propio espectador puede llegar a tolerar cierta ideología fascista al situarse en situaciones extremas. El problema estriba en nuestra propia educación, ajena ya a todo tipo de belicismo. ¿Cómo reaccionaríamos ante el hipotético caso de una guerra? ¿Nos han enseñado a convivir en estas situaciones límite? ¿Nos quedaríamos quietos o actuaríamos despiadadamente, llevándonos por medio las normas esenciales de la democracia?

Brando es ese típico personaje que trata de parar a las olas. Cree en el entendimiento, en el diálogo, en el talante… Sin embargo, todo esto se viene abajo igual que en el caso de “Perros de Paja” de Peckimpah, donde Dustin Hoffman acaba dejándose también llevar por aquellos instintos que tanto trata de reprimir en su postura cívica.

No debemos dejarnos llevar por el pesimismo, sino por la propia enseñanza que nos ofrece una caída de venda en la ingenua creencia del dilema filosófico de la bondad natural y común en los hombres (de buena e hipócrita o mala voluntad).


martes, 2 de noviembre de 2010

Una crítica técnica a Celda 211

Por Javier Ramírez Serrano


película.
(Del lat. pellicŭla).

5. f. Cinta de celuloide preparada para ser impresionada fotográficamente.
6. f. Cinta de celuloide que contiene una serie de imágenes fotográficas que se proyectan en la pantalla del cinematógrafo o en otra superficie adecuada.

¿Qué es el aspecto cinematográfico? Película es un término peliagudo, que no deberíamos utilizar gratuitamente cuando queremos decir largometraje. Pero al mismo tiempo un siglo de cine analógico ha educado nuestra mirada hacia una estética del grano que justifica sobradamente la confusión entre formato y obra.

7. f. Obra cinematográfica.



Celda 211 es un largometraje rodado en formato digital, y transferido posteriormente a película. Esta naturaleza bastarda complica que su aspecto nos recuerde al celuloide, pero no siendo la primera rodada en estas condiciones no debería haber tenido mayores dificultades para lograr esta meta. En cambio Celda 211 está mucho más cerca del vídeo que del cine. Sin entrar en cuestiones ajenas a la imagen, la obra de Daniel Monzón es mucho más propia de ser emitida en Telecinco a las tres de la tarde que de ser proyectada en salas comerciales.
¿Cómo es posible que un presupuesto de $5.700.000 (estimado) y un equipo profesional fuera incapaz de solventar un problema tan básico?

Leyendo una entrevista con Carles Pastor, su montadora, somos conscientes de la falta de experiencia con los archivos .r3d y por tanto de la falta de profesionalidad en su realización técnica (lo cual no evitó que, incomprensiblemente Celda 211 recibiera los Goya a mejor montaje, mejores efectos especiales, y mejor fotografía):
“() convertíamos los archivos .r3d (extensión de Red One) a Apple ProRes 4:2:2 con un programa descargado gratuitamente de la red llamado Red Rushes. Estos ficheros son los que sincronizamos y utilizamos para montar la película. En ese momento, septiembre de 2008, Final Cut cargaba y reproducía los QT Reference que genera la Red One a partir de cada archivo .r3d, pero en el timeline te pedía seleccionar Unlimited RT. En una película tan complicada, con tanta mezcla de imágenes en vídeo de varios formatos y sabiendo que tendría que hacer efectos mientras montaba (todos los monitores de las cámaras de seguridad) no me quise arriesgar a tener que estar haciendo render a cada momento y a no saber si estaba reproduciendo la película realmente a 24fps. Asi que opté por realizar la conversión a Apple ProRes. No sé si ahora mismo este problema está solucionado.”

Es más interesante aún saber que el primer ayudante de montaje, descrito como un hacha por la propia Carles fue despedido nada más terminar el rodaje:
“La película la empezó Laurent Dufreche que ha sido muy valioso para mí porque técnicamente es un hacha y ésta era una película muy complicada. Pero ya sabéis, que la última moda por parte de producción es despedir al ayudante nada más terminar el rodaje, cosa que los montadores consideramos un error tremendo. Cuando el montaje estuvo terminado, Laurent estaba ya trabajando en otro proyecto y no se pudo incorporar a la película.”
Asumimos que posiblemente quien más sabía no acabó su trabajo.


Es absolutamente increíble que tras la enorme lista de exitosas producciones (visualmente hablando) realizadas con Red One, la ganadora de ocho Goyas resulte la más torpe y menos cinematográfica.
El secreto de sus ojos perdió una batalla incomprensible en las categorías técnicas, pues es evidente el buen hacer del equipo de la coproducción hispano-argentina, con la mitad de presupuesto $2,000,000 (estimado) y también rodada en Red One.
Y no sólo porque El secreto de sus ojos es capaz de engañarnos, de hacernos pensar que lo que vemos es cine de verdad (celuloide) sino porque su complejidad técnica y el uso del lenguaje visual cinematográfico es infinitamente más potente y elaborado (al plano secuencia del estadio me remito http://www.youtube.com/watch?v=hffLoBKeHWk )

Pero es aún más increíble que realizadores no-profesionales y alejados de los circuitos cinematográficos parezcan ser capaces con mayor facilidad de sacarle partido a una cámara que ya se ha convertido en un estándar de la industria.

This place I hurt to be. Ayz Waraich 2010
http://www.vimeo.com/13194408

En cierto sentido Celda 211 nos permite pensar que no sólo producciones como Fuga de Cerebros, o Pagafantas, han acercado la televisión al cine por su elenco actoral y su planteamiento de telefilm, sino que la estética televisiva también se ha hecho hueco en las salas, no sé si por torpeza, o con la intencionalidad de acercar la imagen familiar de las producciones de televisión a las butacas.
No olvidemos quién está detrás (Telecinco).

“A la cultura por el entretenimiento” David Matamoros, Zentropa.

El cine es técnica y antes de pensar en nuevos modelos de producción que nos acerquen al sistema norteamericano quizá tendríamos que preguntarnos si acaso tenemos los medios para enseñar a trabajar de manera profesional.
Asumiendo la llegada de las tecnologías digitales a la industria quizá deberíamos preguntarnos si realmente todavía sabemos hacer cine.

Referencias:
http://www.red.com/
http://www.finalcutpro.es/2010/02/entrevista-mapa-pastor-y-el-montaje-de-celda-211-con-final-cut-pro/
http://www.elcultural.es/version_papel/CINE/27798/Revolucion_en_las_productoras
http://www.imdb.com/title/tt1305806/
http://www.imdb.com/title/tt1242422/

JEAN VIGO, UNA PROMESA TRUNCADA



Por: Javier Mateo Hidalgo


Una de las conclusiones que se obtienen al estudiar “Los Cuatrocientos golpes” de Truffaut, es la admiración del director francés por su antecesor y malogrado camarada de cámara Jean Vigo. Sin llegar a vivir treinta años, este director realizó cuatro filmes sin desperdicio y variados tanto en su temática como en su duración. El primero de ellos, “A Propósito de Niza” (1929), filme mudo de finales de los veinte, resulta un documental claramente ideológico donde puede verse la contraposición de estatus sociales entre turistas y demás gente de clase alta con los barrios más pobres de los suburbios. La forma de rodar me recuerda particularmente a los proyectos de reportaje de Val del Omar emprendidos durante la II República española. Sus “Fiestas sagradas y profanas”, eran testimonio del folclore de algunos pueblos de la península y fue una de las tantas actividades incluidas en las Misiones pedagógicas. Con ellas, se trataba de llevar la cultura a los lugares donde resultaba más complicado acceder en esto sentido, y, a la vez, se recogía el testimonio de allí donde se viajaba y se mostraba con una doble intención educativa dirigida tanto a los sectores culturales como a los analfabetos.
Ya encontramos en este filme de Vigo una propuesta poética en toda regla. Un encadenamiento de imágenes tan perfecto como el interior de un reloj. La idea surgió con motivo de un viaje realizado por Vigo a este lugar para tratar de sanar los problemas de salud que le conducirían a su triste final.
La segunda aventura cinematográfica la encontramos en “Taris” (1931), un reportaje- ya sonoro- sobre la figura del famoso nadador francés. Un filme acuático, donde la misma poética se encuentra en el cuerpo humano y su falso ecosistema como mamífero. Finalmente, se advierte el ramalazo surrealista cuando el nadador vuelve de la piscina a tierra firme con un rebobinado, para después acabar vestido de calle y salir del plano avanzando sobre el agua. Aquí, la relación directa la establezco inevitablemente con Leni Riefenstahl, pionera de la retransmisión deportiva donde las haya. En sus filmes “Olimpia” o “El triunfo de la voluntad”, destaca también su aportación como narradora con autoría personal. Nadie que haya visto las cintas olvidará esa visión de las olimpiadas históricas griegas, entre columnas y nubes a ras del suelo. Los cuerpos casi desnudos y un tanto ambiguos (tanto en hombres como en mujeres) provocarían las delicias de autores como Winckelman en su particular concepción histórica del arte.
“Cero en conducta” (1933), resulta la primera película de argumento dramático, si así puede catalogarse, de Vigo. En él encontramos aquello que enamoró a Truffaut. La rebelión infantil, la lucha por una anarquía traducida en libertad. Los adultos, aparecen como personajes indefensos, tanto que incluso parecería que se han invertido los papeles. No deja de ser un recuerdo de infancia de su propio autor. No ya lo que pudo haber sucedido sino lo que imaginó en su cabeza. Esta es la única realidad.
Se suceden escenas incluso dadaístas, acordes con la época de vanguardias y a caballo entre el cine mudo y el sonoro: el primer personaje adulto que aparece en el filme, comparte compartimento de tren con dos de los niños que se dirigen a la escuela. Parece dejarles hacer todo tipo de ocurrencias, pues se encuentra como dormido. Finalmente, al detenerse el tren, este personaje caerá como un muñeco al suelo. En otra escena, ya en el colegio, el vigilante de los niños se pone a hacer el pino sobre su mesa mientras realiza un dibujo que después cobrará vida. La imagen del adulto se ridiculizará también poniendo al director de la escuela como a un niño disfrazado, con su estatura y su voz aguda. También, durante el paseo escolar por la ciudad, el encargado se irá por su lado dejando solos a los niños, que le encontrarán en otra calle y le seguirán mientras persigue a una mujer. Otro profesor, este de medicina, parecerá abusar de uno de los niños, de aspecto afeminado. Finalmente, en un día de celebración donde se encuentran todos los representantes de la escuela en el patio, aparecen figurantes realizando incluso ejercicios de contorsión, mientras los que se encuentran sentados en primera fila para observar el espectáculo aparecen representados por monigotes en las sillas de detrás.
Como un ser incomprensible que a veces no merece de atención, he elegido como representación perfecta la de aquel otro que se parapeta tras un periódico, resultando ausente por su inmovilidad, en la escena en la que dos niños demuestran su vitalidad realizando todo tipo de actividades, encontrándose en la misma habitación que él.
Un canto – a fin de cuentas- hacia la infancia, que parece atender a todas sus reivindicaciones, volviéndolas lógicas ante el mundo absurdo de los mayores.
Por fin, llegamos a L´Atalante (1934) la película que cierra esta tetralogía, por llamarlo de algún modo. Una sencilla historia sobre la vida de los marineros de un barco que lleva por título el nombre del film. El patrón de la embarcación se llevará a su novia (con quien acaba de casarse) con él en sus viajes marítimos. Ella comenzará a sentir hastío por la seriedad de su marido, influenciada por otros personajes como el divertido tío Jules, que le muestra todo un universo fascinante en su camarote. Por ello, decide abandonar el barco durante un día visitando París, de donde volverá desengañada. Las escenas oníricas (y creo yo, eróticas) de los dos enamorados, cada uno en solitario imaginándose acompañado del otro, resultan interesantes. Pero no por ello cabe desmerecer a otras que incluso resultan más mágicas, como la de Jules creyendo hacer funcionar a un disco de vinilo utilizando su dedo como aguja de gramófono.
Jean Vigo, director en auge que siempre resultará novedoso, se ha ganado la fama de leyenda al morir joven y dejar de legado estas cuatro muestras tan peculiares de cine. No sabemos que películas habría hecho en adelante, ni siquiera si habría renunciado a su intención de hacer un cine tan diferente, al volverse con los años todo tan vulgar. ¿Saben lo que pienso? Que prefiero quedarme con todas esas dudas, alegrarme de todo ese desconocimiento, porque en él se encuentra, creo yo, la mayoría de la parte de ese encanto que siento.

domingo, 24 de octubre de 2010

Chris Cunningham, Leftfield; Afrika Bambaataa Afrika Shox y otros dos video-clips

Alex me acaba de pasar los enlaces a varios video-clips de Chris Cunningham; el primero se me había despistado desde hace varios años; por desgracia, en You Tube no facilitan los códigos de inserción...
http://www.youtube.com/watch?v=p26aIngAJ7Y&ob=av2e 
Merece la pena verlo en pantalla completa.

Con los otros dos no hay problemas...

The Horrors - "Sheena Is a Parasite"


Gil Scott Heron. New York is killing me

martes, 19 de octubre de 2010

Rosales y Kieslowsky

Por: Javier Mateo Hidalgo
 (18 de agosto de 2010)



De las películas realizadas por Jaime Rosales, cabría decir que “Las horas del día” (2003) es de las más desafortunadas. Siguiendo las pautas de quien me la descubrió, es fácil llegar a la conclusión de etiqueta de “sub-cine”. Está el cine bueno, el cine malo y el “sub-cine”, que no hace referencia precisamente al de “autor” sino más bien al de “sub-vencionado”. Y es que hay algo peor que considerar mala a una película con el “inri” de que haya podido ver la luz gracias a la aportación económica estatal: que además se nutra de otras películas yendo más allá del mero “guiño” (que va más allá de la pura referencia o influencia). Solo habiendo visto “A short film about killing” (1988) del bueno de Kieslowsky llegamos a comprender que lo único que pudiese tener de interesante la de Rosales provenga de un ruso de nombre endemoniadamente impronunciable. Si, más bien este sería el sistema: parece que el desconocimiento por parte de un público al que el director puede considerar por debajo de su nivel- y a quien debe iluminar- puede ser suficiente como para crear un perverso re-make. En mi caso, le doy la razón al sistema maquiavélico de Rosales, y es que si no llega a ser por un amigo, este cineasta hubiese pasado desapercibido dentro de mis inquietudes cinematográficas. ¿Y qué es el conocimiento sino una serie de catastróficas influencias? Chupamos como esponjas de los demás sin saber que nosotros estamos sirviendo, en el mismo acto de absorber, también de nutrición a la vez. Quien me descubrió esta película también tuvo noticias de la misma de forma indirecta, al encontrarse leyendo un libro de Zyzek sobre cine que a su vez se lo había regalado otra persona. ¿Lo habría encontrado por su cuenta? ¡Quién lo sabe! Un hombre con una vida aparentemente normal acaba cometiendo un “killing”. Francamente, prefiero a Kieslowsky quien, por mayoría de edad, se ha ganado el respeto de no haber sido la copiona.
Por cierto, el copión de la misma resultó un tanto lamentable: un mundo de amarillos bastante incómodo para una s caprichosas pupilas, quizá. Súmese a esto unos subtítulos desincronizados que pueden provocar ataques de risa en los momentos más dramáticos. El resultado medio general es el de una enseñanza que parece no tener fin a la hora de enseñarse. Reducido simplistamente: ni el bueno es tan bueno ni el malo tan malo, pero con el añadido de que la víctima puede ser más indeseable que su verdugo. De esta reflexión, por supuesto, no hay ni rastro en la de Rosales. Estoy de acuerdo con Juan Benet, al menos en esta época de mi vida (no sé si después renegaré de estas palabras), cuando dice que, quien ha visto desde el principio de su vida cine de autor puede convertirse en un completo amargado. Él mismo se reconoce como una persona que ha visto mucho cine malo, el cual lo considera necesario, imprescindible de ver. “La última ocasión (de abandonar la sala de cine con la película avanzada en un tercio de su duración) me la brindó un insoportable film de incidentes familiares con el que Visconti vino a demostrar una vez más su reconocido talento para transformar en mal gusto la escasez de sus ideas”. Esta afirmación la realiza en el año 1975, dentro de una breve introducción o prólogo al guión de Carlos Saura “Cría Cuervos” (publicado por Elías Querejeta), cuatro años después de “Muerte en Venecia”. ¿Qué tenía en la cabeza Benet cuando dijo esto? ¿Habría visto la adaptación de la novela de Mann? Alguien al que se considera “grande” entre los escritores españoles (y digo “se considera” porque yo he sido animado desde los estudios escolares, a no leer nada de él por su presunto lenguaje tedioso y confuso pero lo leeré, no me cabe duda). Hay que echarle valor para decir lo primero, e inconsciencia- o, al menos, envalentonamiento- para lo segundo. Claro, no tenemos por qué estar acertados en todo (y además él afirma, desde el principio, que sus amigos le consideran de espaldas al séptimo arte, cosa que también le resulta injusta). Lo que gana en la sinceridad de la primera sentencia, lo pierde en la inutilidad de la segunda. Siempre he considerado absurda la idea de analizar un análisis o a un analizador. Por eso, cuando me doy cuenta de que es eso lo que estoy precisamente haciendo-como es el caso- trato de justificarlo pensando en una intención personal bien distinta. Por ejemplo: “He utilizado a Juan Benet como introducción de otra cosa que quería contar y que se me ha olvidado” o bien “He utilizado a Juan Benet para corroborar una idea que trato de que sea acertada, o la hago finalizar de esta forma con cierta autoridad, con rimbombancia…” ¡Es evidente!

The Social Network

Por Jesús Méndez Leblic
(25 de agosto de 2010)


"The Social Network", David Fincher abre una puerta en el cine a la estrecha relación que se mantiene ahora con las redes sociales, y en particular con FaceBook. La película esta basada en el libro "El millonario accidental", donde se relata los inicios de FaceBook desde los primeros días en que Zuckerberg en su dormitorio de Harvard empezaba a crear los que mas tarde le llevaría a ser protagonista de una historia donde se pondría en juego, la fidelidad, los celos, y el dinero.
Con un tema totalmente contemporáneo se deja ver interesante y provocativa a la vez. Es otro de los directores preocupado por la fotografía (a parte de director de cine, tambien es conocido por sus exitosos video clips), le avalan películas de una gran repercusión taquillera y con un gran éxito en las críticas, la última película desde mi punto de vista, recoge una historia realmente generosa en todos los sentidos, de lo mejor que había hecho hasta este momento con "El curioso caso de Benjamin Button". "The Social Network" abrió el festival de cine de NY y se estrenará el 10 de octubre en España.

127 Hours

Por Jesús Méndez Leblic
(25 de agosto de 2010)

Danny Boyle lanza su nueva película,"127 Hours", con una historia que le va a dar, desde mi punto de vista, muchos dolores de cabeza, un argumento arriesgado y basado en un hecho real. La historia de Aron Ralston, un joven montañero que practicando la escalada al oeste de los Estados Unidos, se quedó atrapado bajo un bloque de piedra durante casi 5 días, se dio cuenta de que en el lugar donde se encontraba no podría ser auxiliado por nadie, y decidió cortarse el antebrazo... Está tratada de una forma un tanto experimental, la primera hora de la cinta no tiene diálogos y conociendo un poco el cine de Boyle (Trainspotting, La playa, o 28 días después..) nos encontraremos con una película personal, con un compromiso en cuanto a fotografía y montaje, y con un constante recordatorio de que el cine es siempre algo mas, necesitamos llenar las pantallas de imágenes sugerentes y de historias que nos claven en los asientos. El estreno está previsto para primeros de noviembre y creo que seremos varios los que volveremos al cine a ver la última de Boyle.