Por Javier Ramírez Serrano.
¿Qué puede ser considerado cine infantil? En oposición a la tradición de los cuentos, las fábulas y por ende las películas de Disney no creo que deba ser obligatoriamente un espacio de educación moral y valores definidos. Una instrucción para la vida social en la que estamos inmersos. Puede ser otras cosas, desde mi punto de vista, educativamente más interesantes.
Aprender a observar, relacionar y comprender puede ser un sujeto lo suficientemente vasto como para justificar una obra audiovisual. LE QUATTRO VOLTE no es una película destinada a los niños, sin embargo me parece que éste es su mejor público. La imagen prevalece sobre el texto, y el argumento es de una claridad tal que seguirlo requiere de una atención bastante baja. Descubrir el mundo rural, la transformación de la materia y las propiedades de la imagen puede ser muy emocionante para una mente virgen, especialmente cuando su contacto con la naturaleza ha sido más bien pequeño. La ficción que propone Frammartino, muy lejos del documental donde algunas voces la quieren situar, es cristalina y educativa. Permite, en su lentitud, pensar y descubrir con la calma suficiente para que un niño se hipnotice entre cabras y paisajes.
Considero LE QUATTRO VOLTE una magnífica película de iniciación al cine. Es una obra que debe preceder al cine infantil tradicional, donde los argumentos son más complejos y el montaje intenta mantener la atención del niño a base de velocidad y colores saturados. Es la oposición al cine de Ghibli, y aún más al de Pixar. Estos debieran ir después, cuando el ojo ha aprendido a tener paciencia, a descubrir con curiosidad las imágenes por encima de los conceptos de moralidad, casi siempre maniqueos de las películas infantiles. Quizás debiéramos educar la mirada antes que la razón-ética.
Frammartino no es un cineasta al uso, es un artista que hace cine. A sus dos únicas películas le preceden cantidad de instalaciones y piezas de video-arte. Sus planteamientos conceptuales son los del mundo del arte, no los de la industria cinematográfica. Le interesan los conceptos, las ideas, para llegar al producto. El tema por encima de todas las cosas, y la forma como un contendor al que prestar especial atención. Esto quizás despista la mirada del espectador, que busca una reflexión de “alta cultura” cuando creo que es justamente lo contrario:
"Experimento que sin ser una ficción tampoco es un documental, poesía en imágenes despojada de cualquier aderezo formal, suicida en el apartado comercial (...) un suplicio si no se entra en su dinámica" (Javier Ocaña: Diario El País)
LE QUATTRO VOLTE no aburre, si te dejas “engañar” por su ritmo hipnótico, y sobre todo si rebajas la necesidad intelectual (en cuestiones de densidad de información) para aceptar que Frammartino tiene “poco” que contar. Ni siquiera nos descubre nada, sólo reivindica, desde su visión personal, el mundo rural, la transformación de la materia, y la prevalencia de la naturaleza sobre el “hombre”. Por esta razón insisto en las magníficas propiedades educativas de esta película, que podría suponer un formato de ficción especialmente útil para la iniciación audiovisual.
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Entrevista con Frammartino:
http://www.filmin.es/blog/entrevista-con-michelangelo-frammartino-director-de-le-quattro-volte