Por Javier Rodríguez Lozano
Han pasado 8 meses desde que apareció la miniserie inglesa “Black Mirror”, de tres capítulos de duración. La única relación que une los capítulos es el uso de las nuevas tecnologías en nuestro mundo y a las distópicas realidades a las que nos podrían conducir.
En este punto es mejor decir que si no se ha visto el primer capítulo, mejor no leer, por aquello de destapar la sorpresa, esta serie es mejor verla sin saber nada de nada.
El primer capítulo es con diferencia, el mejor (a mi juicio), y eso radica principalmente en que es el más real de todos, es algo que podría pasar mañana o pasado, y es lo que hace a este cine de televisión, a estos capítulos más concretamente, realmente buenos, y es que, somos capaces de creérnoslos.
La historia gira se enmarca en la Inglaterra actual, la princesa es raptada, y el video del rescate es subido en Youtube, en el cual, el “precio” del rescate, es una proposición realmente indecente: que el primer ministro británico mantenga sexo con un cerdo en directo para la televisión nacional o de lo contrario, la princesa morirá. Aparte de mostrarnos el gran dilema moral que corre por dentro del primer ministro cuenta mucho más. Nos muestran como gracias a internet y las redes sociales el tema se propaga como la pólvora y la gente empieza a opinar sobre si debería hacerlo o no, sobre si lo verían la tele o no etc. El morbo se apodera de ellos, no la curiosidad. Al final el hombre bajo presión accede a perpetrar el acto. Aquello se convierte en un dantesco espectáculo, todo el mundo lo ve en televisión, mezcla de asco y burla, todos se muestran interesados. La guinda del pastel viene después, cuando nos muestran la gran sorpresa, todo es obra de un artista, el cual no pensaba que su “obra” fuese a llegar tan lejos (puesto que suelta a la princesa antes de tiempo), pero como uno diría… el asunto se le va un poco de las manos y el impacto es tremendo. Muestra la cruda sociedad en la que vivimos, como la gente y no solo él son los causantes de ese acto grotesco del hombre y el cerdo, todos participan en este circo romano.
Ahora bien esta ficción plantea una serie de cosas muy interesantes, puesto que como ya he dicho, es creíble. Podríamos plantearnos si en un hipotético caso eso sería arte y sobre dónde se encuentran los límites actuales. Otro punto sería Internet, las redes sociales y el control que ellas ejercen sobre nosotros, y el poco control que tenemos sobre ellas. Y finalmente el tema más interesante y es el que muestra la “obra de arte”, es la manera de ser de esta sociedad en la que vivimos, en como lo desagradable se convierte en lo venerado, en cómo nos gusta humillar y ridiculizar, mientras nosotros no seamos el objeto de esa burla, de cómo avivamos fuegos que no podemos controlar y acaban arrasando allá donde van. Quizás no es tan extremo aún, pero no tenemos más que mirar la tele para ver como a ciertos programas van asesinos o ladrones a ser entrevistados, de cómo la gente lo ve desde sus casas religiosamente, del circo mediático que se forma en torno a ello.
Así pues nos queda pensar sobre ello, y analizar la raíz del problema, si es que lo hay, que habrá más de uno que esto lo vea lo más normal del mundo, cosa por otra parte lógica teniendo en cuenta la cantidad de violencia(y otras cosas), que recibimos de manera casi inconsciente a diario. Quizás sea un problema de cómo estamos educados, somos unos salvajes incivilizados y necesitamos nuestra dosis de carnaza. Quizás sean esta sociedad… estos medios que nos inyectan todo esto en vena. O quizás… no tengamos solución.
Han pasado 8 meses desde que apareció la miniserie inglesa “Black Mirror”, de tres capítulos de duración. La única relación que une los capítulos es el uso de las nuevas tecnologías en nuestro mundo y a las distópicas realidades a las que nos podrían conducir.
En este punto es mejor decir que si no se ha visto el primer capítulo, mejor no leer, por aquello de destapar la sorpresa, esta serie es mejor verla sin saber nada de nada.
El primer capítulo es con diferencia, el mejor (a mi juicio), y eso radica principalmente en que es el más real de todos, es algo que podría pasar mañana o pasado, y es lo que hace a este cine de televisión, a estos capítulos más concretamente, realmente buenos, y es que, somos capaces de creérnoslos.
La historia gira se enmarca en la Inglaterra actual, la princesa es raptada, y el video del rescate es subido en Youtube, en el cual, el “precio” del rescate, es una proposición realmente indecente: que el primer ministro británico mantenga sexo con un cerdo en directo para la televisión nacional o de lo contrario, la princesa morirá. Aparte de mostrarnos el gran dilema moral que corre por dentro del primer ministro cuenta mucho más. Nos muestran como gracias a internet y las redes sociales el tema se propaga como la pólvora y la gente empieza a opinar sobre si debería hacerlo o no, sobre si lo verían la tele o no etc. El morbo se apodera de ellos, no la curiosidad. Al final el hombre bajo presión accede a perpetrar el acto. Aquello se convierte en un dantesco espectáculo, todo el mundo lo ve en televisión, mezcla de asco y burla, todos se muestran interesados. La guinda del pastel viene después, cuando nos muestran la gran sorpresa, todo es obra de un artista, el cual no pensaba que su “obra” fuese a llegar tan lejos (puesto que suelta a la princesa antes de tiempo), pero como uno diría… el asunto se le va un poco de las manos y el impacto es tremendo. Muestra la cruda sociedad en la que vivimos, como la gente y no solo él son los causantes de ese acto grotesco del hombre y el cerdo, todos participan en este circo romano.
Ahora bien esta ficción plantea una serie de cosas muy interesantes, puesto que como ya he dicho, es creíble. Podríamos plantearnos si en un hipotético caso eso sería arte y sobre dónde se encuentran los límites actuales. Otro punto sería Internet, las redes sociales y el control que ellas ejercen sobre nosotros, y el poco control que tenemos sobre ellas. Y finalmente el tema más interesante y es el que muestra la “obra de arte”, es la manera de ser de esta sociedad en la que vivimos, en como lo desagradable se convierte en lo venerado, en cómo nos gusta humillar y ridiculizar, mientras nosotros no seamos el objeto de esa burla, de cómo avivamos fuegos que no podemos controlar y acaban arrasando allá donde van. Quizás no es tan extremo aún, pero no tenemos más que mirar la tele para ver como a ciertos programas van asesinos o ladrones a ser entrevistados, de cómo la gente lo ve desde sus casas religiosamente, del circo mediático que se forma en torno a ello.
Así pues nos queda pensar sobre ello, y analizar la raíz del problema, si es que lo hay, que habrá más de uno que esto lo vea lo más normal del mundo, cosa por otra parte lógica teniendo en cuenta la cantidad de violencia(y otras cosas), que recibimos de manera casi inconsciente a diario. Quizás sea un problema de cómo estamos educados, somos unos salvajes incivilizados y necesitamos nuestra dosis de carnaza. Quizás sean esta sociedad… estos medios que nos inyectan todo esto en vena. O quizás… no tengamos solución.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/12/10/television/1355166583_169773.html
ResponderEliminar