El Cine como forma expresiva y estética

jueves, 25 de agosto de 2011

MAGNÍFICO CINE INFANTIL

LE QUATTRO VOLTE (2010) Michelangelo Frammartino

Por Javier Ramírez Serrano.



¿Qué puede ser considerado cine infantil? En oposición a la tradición de los cuentos, las fábulas y por ende las películas de Disney no creo que deba ser obligatoriamente un espacio de educación moral y valores definidos. Una instrucción para la vida social en la que estamos inmersos. Puede ser otras cosas, desde mi punto de vista, educativamente más interesantes.
Aprender a observar, relacionar y comprender puede ser un sujeto lo suficientemente vasto como para justificar una obra audiovisual. LE QUATTRO VOLTE no es una película destinada a los niños, sin embargo me parece que éste es su mejor público. La imagen prevalece sobre el texto, y el argumento es de una claridad tal que seguirlo requiere de una atención bastante baja. Descubrir el mundo rural, la transformación de la materia y las propiedades de la imagen puede ser muy emocionante para una mente virgen, especialmente cuando su contacto con la naturaleza ha sido más bien pequeño. La ficción que propone Frammartino, muy lejos del documental donde algunas voces la quieren situar, es cristalina y educativa. Permite, en su lentitud, pensar y descubrir con la calma suficiente para que un niño se hipnotice entre cabras y paisajes.
Considero LE QUATTRO VOLTE una magnífica película de iniciación al cine. Es una obra que debe preceder al cine infantil tradicional, donde los argumentos son más complejos y el montaje intenta mantener la atención del niño a base de velocidad y colores saturados. Es la oposición al cine de Ghibli, y aún más al de Pixar. Estos debieran ir después, cuando el ojo ha aprendido a tener paciencia, a descubrir con curiosidad las imágenes por encima de los conceptos de moralidad, casi siempre maniqueos de las películas infantiles. Quizás debiéramos educar la mirada antes que la razón-ética.


Frammartino no es un cineasta al uso, es un artista que hace cine. A sus dos únicas películas le preceden cantidad de instalaciones y piezas de video-arte. Sus planteamientos conceptuales son los del mundo del arte, no los de la industria cinematográfica. Le interesan los conceptos, las ideas, para llegar al producto. El tema por encima de todas las cosas, y la forma como un contendor al que prestar especial atención. Esto quizás despista la mirada del espectador, que busca una reflexión de “alta cultura” cuando creo que es justamente lo contrario:

"Experimento que sin ser una ficción tampoco es un documental, poesía en imágenes despojada de cualquier aderezo formal, suicida en el apartado comercial (...) un suplicio si no se entra en su dinámica" (Javier Ocaña: Diario El País)

LE QUATTRO VOLTE no aburre, si te dejas “engañar” por su ritmo hipnótico, y sobre todo si rebajas la necesidad intelectual (en cuestiones de densidad de información) para aceptar que Frammartino tiene “poco” que contar. Ni siquiera nos descubre nada, sólo reivindica, desde su visión personal, el mundo rural, la transformación de la materia, y la prevalencia de la naturaleza sobre el “hombre”. Por esta razón insisto en las magníficas propiedades educativas de esta película, que podría suponer un formato de ficción especialmente útil para la iniciación audiovisual.

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Entrevista con Frammartino:
http://www.filmin.es/blog/entrevista-con-michelangelo-frammartino-director-de-le-quattro-volte

martes, 23 de agosto de 2011

BLOG (2010) Elena Trapé

http://www.bloglapelicula.com

Anotaciones de Javier Ramírez Serrano.

La tercera película del proyecto Ópera Prima de Escándalo Films y la ESCAC convence. Es sincera, desacomplejada y envidiable en su frescura.
El cine es complejo, son muchos elementos a los que prestar atención, y de todos ellos hay uno que por tradición o por cuestiones de facilitar la comprensión al espectador es fácil dejar pasar como si no fuera algo a preguntarse. Quizás sea aquí donde el abismo entre los planteamientos artísticos y los cinematográficos se vuelven más evidentes: LA FORMA.
BLOG atiende a esa forma con inteligencia. Ésta le da fuerza, y le otorga una credibilidad y una presencia que no existiría de haberse realizado de forma cinematográficamente “convencional”. Juega con sutileza con el vídeo casero (tan de moda últimamente) porque éste se justifica a través del relato. No es una excusa para generar inquietud, sino que integra los acontecimientos y los acerca a la realidad que nos narra. Es esta forma la que nos acerca sin pudor a una adolescencia donde las decisiones son cerebralmente descabelladas para quienes ya no la vivimos.
La película también sabe combinar lo experimental con el relato tradicional. Abandona el vídeo casero para volver a la narrativa cinematográfica convencional cuando necesitamos distanciarnos, y entender que, pese a todo, lo que vemos es ficción.
La no-utilización de actores profesionales aproxima a los personajes a la cotidianeidad. Permitir a estas adolescentes enfrentarse vía webcam a la interpretación con la mayor sinceridad del mundo es un acierto enorme para los propósitos del film.

Envidio la frescura del relato de Trapé por cómo está contado. Porque deja entrever que nada se le ha escapado, que sobre todos los elementos hay una reflexión previa, y que incluso así deja hueco a la improvisación, a los tiempos perdidos. Sin embargo, todo lo logrado en la forma descuida quizás demasiado la ficción. Por momentos olvidamos que lo que vemos es un cuento con tintes de realidad, y querríamos saber a ciencia cierta que está ocurriendo detrás de todo el entramado de adolescencia que nos presentan las protagonistas. Argumentalmente la película se queda corta.
Diría que como ficción no funciona, y que seguramente esto ocurre porque se descuida demasiado la narración. BLOG me genera un conflicto, su forma me convence, me atrapa, y me dice que es la mejor manera de contar lo que se cuenta, de acercarse a esas chicas, a ese mundo. Pero al mismo tiempo todo lo que funciona impide el desarrollo argumental del film. Quizás con media hora más de metraje…


Escándalo Films, la ESCAC y Elena Trapé nos demuestran una vez más que hay muchas formas de hacer cine. Que España (aunque quizás debiera decir Cataluña) tiene mucho que ofrecer, que todos tenemos mucho que ofrecer, y que se puede hacer cine interesante. No digo buen cine porque no creo que exista la fórmula para que esto ocurra, pero sí interesante, que interese. Donde la forma importe, donde exista la reflexión y se ofrezca algo al espectador. Que emocione, que tenga ganas de contar, y del que todos podamos coger algo que llevarnos a casa. Ninguna de estas cosas está reñida con la taquilla, y pongo la mano en el fuego porque BLOG podría haber sido un bombazo entre las adolescentes españolas si todos dejásemos de ver por un momento el televisor.

lunes, 1 de agosto de 2011

Y CLARK GABLE HABLÓ EN ESPAÑOL


Por Javier Mateo Hidalgo

Clark Gable habló por la radio en aquella mañana de domingo. Le decía a Scarlatta que lo suyo había terminado, que lo que fuera de ella "le importaba un bledo". Habló claramente en castellano, y esto me preocupa. ¿Quién dobló al señor Gable en la versión española de "Lo que el viento se llevó?". La emisora, anunciaba que un ciclo sobre sus películas  sería emitido por televisión (esto resulta paradójico). Por desgracia, no tuvo la suerte de Bela Lugosi. En los estudios de la Universal, tiraron la casa por la ventana y rodaron dos versiones: una americana y otra para exportar a Hispanoamérica (para hacerse una idea de lo aparatoso que resultaron los inicios del doblaje, he aquí el caso de preferir rodar dos veces un mismo film con distintos actores, según el idioma, que rodar uno solo y sonorizarlo después en diferentes lenguas). Pablo Álvarez Rubio, que protagonizó en los albores de la guerra civil, "Carne de fieras” (la primera película española con desnudo si exceptuamos las de corte pornográfico encargadas por Alfonso XIII), hizo el papel del legendario loco que gritaba encarcelado "¡Amo, amo!" -el amo evidentemente era el chupa sangre, encarnado por Carlos Villarías-. ¿Adivinan cual de las dos versiones es considerada por la crítica como la mejor? Después del descubrimiento del cine como tal, de esa captación de la realidad en celuloide- algo que se debía de considerar imposible de conseguir, por cuanto tenía de inimaginable-, el sonido y color eran los siguientes pasos lógicos que debían de llegar. Esta exigencia, por parte del público, de poner voz a las imágenes en movimiento, comenzaba a  mostrar su cruda realidad. Grandes iconos cinematográficos llegarían a quedar desnudos ante esa necesidad de hablar. ¿La razón? Quizá una interpretación que exigía algo más que un buen repertorio de gestos mímicos, tal vez una voz desagradable. Grandes talentos patrios (desconozco cómo describiría el público la personalidad de los actores mudos españoles) quedarían relegados al olvido. Así, por ejemplo, Carmen Viance no pudo superar este traumático cambio, mientras que Imperio Argentina, más que aprobar, sacó sobresaliente. Además de una interpretación aceptable, había que sumarle el valor de que por fin se la podía oír cantar- una virtud que mereció, por parte de Jacinto Benavente, su nombre artístico. Así, su nombre real, Magdalena Nile del Río, desapareció para dar lugar a una mezcla de Pastora Imperio con la Argentinita-. Como no, los artistas salvados de la quema fueron exportados.


Hemos de apuntar que no todos deseaban la llegada del sonido. A este grupo de personas, bien podríamos denominarlas como “románticos”. Si bien los primeros intereses por acabar con el cine silente estuvieron en manos de aquellos que comercializaban con el cine (los que, digámoslo así, le llevaron a un circo y le presentaron como “fenómeno parlante”), también es verdad que, de no haber contado con un público, esto no habría sucedido. Montones de películas mudas fueron destruidas porque ya no interesaba proyectarlas. Los “románticos” disfrutaban de la magia del silencio, degustaban esa necesidad de las imágenes por expresar lo que no podían decir.
Rafael Alberti contaba, en un documental para T.V.E titulado “Imágenes perdidas del cine español”, que “el cine sonoro empezó diciéndose muchas imbecilidades para demostrar que se podía hablar en el cine”. Hubo, dentro de la industria incluso, reticencias a dar el paso, optando por “sonorizar los filmes mudos” e incluso seguir rodando sin sonido. Los directores con una visión más cosmopolita, decidieron irse fuera (Francia, Alemania), para poder rodar Films sonoros. Pero fue Hollywood el que se llevó a nuestros talentos, el que llamó a las personas más capacitadas en literatura y cine del mundo hispanoparlante, al necesitar cubrir también este mercado. Los que allí fueron se lo tomaron más como una aventura que como una necesidad o como una forma de supervivencia.  


Los coqueteos concretos con la industria hollywoodiense (a decir verdad, la más capacitada) se vieron personificados en figuras que iban desde la interpretación hasta la literatura (en conclusión, carne de guión o de adaptación): nombres de la otra generación del 27 como Tono o López Rubio fueron algunos de estos ejemplos. Gregorio Martínez Sierra tampoco pudo resistir la “tentación extranjera”. Neville llegó a hacer migas con Chaplin, acabando haciendo de policía en “Luces de ciudad”. Jardiel Poncela realizó sus “Celuloides rancios”, consistentes en poner narración a un puñado de filmes mudos de baja categoría para resignificarlos con su humor tan particular.   Todos volvieron con el rabo entre las piernas, desencantados, diciendo: "Los EEUU no son para mí".  Parecían deslumbrados por tanta luz de candileja, por tanto rolls royce, tanta palmera y tanto chalecito. Se sentían como auténticos forasteros. Todo aquello les superó y solo algunos se quedaron. Otros, regresaron, como Helena D´Algy, presumiendo de haber protagonizado una película con Valentino. Como quien sale de una aldea para llegar a una ciudad, esta podría ser una comparación bastante ilustrativa para dar una idea de lo que sucedió. Después, la guerra, y gente como Luis Quintanilla, encontró en Estados Unidos su segunda casa tras el exilio. Siendo el pintor de corte en el gobierno republicano (y que se me perdone de nuevo la contradicción), sus pinceles se reencarnaron en esta nueva vida y retrataron a amigos como Steinbeck e incluso Ernest Hemingway y Gary Cooper (un tándem de literatura y cine para "¿Por quién doblan las campanas?", historia sobre la Guerra Civil española. ¿Casualidad?


Si es cierto que ha habido casos insólitos como el del ya citado Cooper hablando (Dios sabe de qué) con Ortega y Gasset. Una fotografía del filósofo con el actor lo avala.
Incluso el aclamado Abel Gance (consagrado por su film sobre Napoleón) llegó a tratar de realizar una película sobre Manolete. No obstante, Clark Gable nunca luchó como republicano en la guerra civil española (al contrario que Humphrey Bogart, Ernest Hemingway o Errol Flynn). Su caso solo tuvo que ver con la Guerra de Secesión. Ahora, quieren recordar a Clark Gable por la radio homenajeándole con la voz de quien lo dobló. Este no es Gable, pero los españoles siempre asociarán esa voz con él. Lo mismo si escuchamos la voz original de Woody Allen, que nos resultará insípida comparada con la de su doblador Joan Pera.
No nos alarmemos, pero no sabemos cómo interpretó verdaderamente Clark Gable. Esto va dirigido a los críticos que juzgan a actores extranjeros oyéndoles con una voz que no les corresponde.
Solo me queda advertir, por ultimo, una cosa a los actores españoles: No tratéis de doblaros a vosotros mismos.