El Cine como forma expresiva y estética

miércoles, 25 de febrero de 2009

Más sobre Slumdog Millionaire

Por Clotilde J. Bandera Gallego


Increíble pero cierto Slumdog Millionaire se lleva 8 Óscar (Mejor película, director, banda sonora, canción, guión adaptado, fotografía, montaje, sonido)Ahora solo queda desentrañar el misterio del porqué tantos premios para un film algo psicodélico, que no descubre nada nuevo ( mundo marginal , mafia, explotación de menores) o sea más de lo mismo pero en la India, (concretamente la presentación de barrios marginales de Bombay se asemeja a aquellas favelas de Ciudad de Dios película dirigida por Fernando Meirelles). La pequeña originalidad y a pesar de que recuerde al film “Quiz Show”, es el hilo conductor de la trama: un programa para hacerse millonario y que de cada pregunta surge un episodio de la vida del concursante.

Es cierto que consigue cierto vitalismo a través de flashback, primeros planos, planos en picado, y contrapicado, (a veces incluso hay que inclinar algo la cabeza para poder ver la escena) sin embargo, su reiteración, el abuso de los mismos, junto a la velocidad de las imágenes que recuerdan a la estética de los videoclips, hacen que ya nada sorprenda y termine por aburrir. Ello conlleva también a hacer la historia poco creíble y que no invite a soñar, más aún, que quite las ganas de hacerlo. Al menos si esta hubiera sido la intención del film, tendría cierto mérito, pero no es así. Si lo que pretendía era crear la ilusión entre sectores menos afortunados, creo que no lo logra. De haberlo hecho de una manera más convincente el argumento hubiera sido óptimo, pero al estar inmerso en una especie de realismo mágico mal planteado, puesto que en algunos momentos del film la trama sobrepasa las pautas que debe cumplir esta técnica narrativa, lo desvirtúa. Escenas que evocan al “Oliver Twist” de Charles Dickens y a la novela picaresca, pero el humor al lado de circunstancias a veces trágicas trivializa temas tan graves como la miseria y el crimen en el mundo globalizado.
El enfoque del romance del protagonista termina siendo un claro exponente del sentimentalismo industrial Americano( con aplausos finales incluidos, que no falte). Puede que la novela Q and A (¿Quiere ser millonario?) de Vikas Swarup, en la que se basa la película, sea mejor , posiblemente incluso plantee la fábula con moraleja “Unos pueden tener las preguntas pero ellos saben todas las respuestas por sus vidas desafortunadas y por esto deben ser recompensados”.
Algo a su favor: la fotografía, la canción pegadiza con el baile que se acompaña a los títulos de crédito finales y la banda sonora que consigue una excelente armonía entre las melodías arcaicas y los ritmos actuales de la India. De todas formas, convendría verla , para que cada uno juzgue y compruebe si es cierto aquello que al final, la publicidad que se hace de la película, el marketing, es lo que engañosamente la hace triunfar.

Aunque también puede ser que exista otros intereses, y estos son los que podría ayudar a desentrañar el misterio, y se me ocurre que es una buena forma de introducir el cine americano en la I ndia, y ya de camino, venta de productos, cultura etc. ¿Cuántos millones de habitantes hay en la India? Como nueva economía que está despegando, interesa.

¿QUIÉN QUIERE SER OSCARIZADO?

Por Raquel Fernández González

Hace unos pocos días, en la gala de entrega de los Oscar, nos sorprendió los resultados de una de las películas que, al parecer, prometía mucho como ganadora (y al final resultó serlo) llamada: Slumdog Millionaire.
Esta película, rodada en la India, cuenta la historia de Jamal Malik, un niño pobre de los suburbios de Dharavi, en Bombay, que participa en un concurso televisivo de preguntas y respuestas ( ¿Quién quiere ser millonario?) y excede las expectativas del público, medios de comunicación y de los organizadores al llegar a la última pregunta, lo que provoca su detención por sospecha de fraude. En la comisaría explica cómo todas y cada una de las preguntas hechas a Jamal están relacionadas con algo sucedido en su vida, alternándose escenas del concurso con las historias que le hacen recordar la respuesta. La película en cuestión fue ganadora de 8 Oscar: de los cuales se encontraba a la mejor película, director, sonido, fotografía y montaje. 4 Globos de oro con: mejor película, director, guión y música. Y finalmente 7 Bafta (Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión, desde 1976)que entre ellos encontramos: mejor película, director, guión adaptado, actor, actriz de reparto y banda sonora.

A simple vista este film puede parecer interesante, pero a mi juicio no se merecía tantos Oscars. El argumento de la película casi roza el género de fantasía, ya que nadie se cree que un chico con ninguna formación pueda participar en ese concurso sólo con los sucesos que la hayan pasado en su vida. En cuanto a lo que se refiere al concurso no es más que pura propaganda, eso o que la historia tenía tan poco agarre que tuvieron que ponerle un argumento de interés. La fotografía y los planos no son merecedores de tantos premios, puesto que se pueden mejorar y hay fotografías y planos de encuadre que sobran. Por último, la escena del final en donde todos se ponen a bailar como en el 99 % de las películas de Bollywood me machacó, pienso que esa escena en concreto no se debería de haber grabado, si quieren el film tenga perspectiva hindú pues que la hagan ellos y no unos imitadores.
Pero, como todo, tiene sus partes buenas, los actores sí que me parecieron competentes y el poco suspense que se refleja es bueno, además de que la música es un reflejo de esa cultura pero con un toque moderno para acercarnos más a ella. Los barrios pobres de Bombay están trabajados, aunque no reflejen ni de lejos la verdadera situación de las personas que viven allí.
Conclusión: en una película entretenida, se puede ver pero no pagando por ello, quiero decir que no merece la pena verla en el cine, recomiendo que aquellas personas que si en algún momento están aburridas y tienen ganas de reírse un poco y de llorar por la trama de un protagonista pobre enamorado, que la vean.

martes, 24 de febrero de 2009

Los premios de la Academia Americana 2009

Me hace ver Vera que mi capacidad para predecir el comportamiento de los académicos americanos está muy desorientado... Reconozco su buen olfato en esa línea y prometo solemnemente consultarla el año próximo antes de lanzarme a la pista de patinaje... Te felicito, querida Vera, tu "intuición" funciona.
Francamente, imaginaba que la distribución de premios entre Slumdog Millionaire y El curioso caso de Benjamin Button sería muy diferente.. Y lo lamento, porque podría ser que partir de este precedente, prolifere un tipo de cine que detesto... Pero conociendo mi incapacidad para predecir el futuro, a lo mejor, de lo sucedido en 2009, surge una nueva corriente cinematográfica caracterizada por la elegancia visual, el buen gusto y la recuperación de las posibilidades poéticas y literarias. Algunas de las películas que concursaban apuntaban en la dirección de mis debilidades.

martes, 17 de febrero de 2009

El lector (The Reader), Stephen Daldry, 2008

El director de Las horas (2002) y Billy Eliot (2000) nos sorprende con una película basada en una novela de Bernhard Schlink (Der Vorleser), producida por Anthony Minghella y Sydney Pollack. ¿Alguien da más?

El argumento... Afronta la complejidad de la naturaleza humana: el amor, el sexo, los principios morales, la responsabilidad, el deber, las relaciones sociales, la vergüenza, el miedo a la libertad, la vida, la muerte... las limitaciones culturales... el arte de escribir, lo maravillosa que puede llegar a ser la naturaleza humana.


El guión es, a mi juicio, magnífico y aunque la fotografía no es espectacular (Minghella la cuida mucho más que Daldry) y el ritmo tiene ciertas debilidades (naturales por la importancia del componente poético), creo que se trata de una película espléndida, de esas que no pasarán nunca a los repertorios de las "cien mejores películas de la historia del cine", pero que acredita las posibilidades del cine para "funcionar" como un híbrido nacido del encuentro amoroso entre el teatro y la novela... acaecido en un lecho de sábanas nuevas gobernado por Clío, Talía y Melpómene, las tres en perfecta armonía.

Slumdog Millionaire, Danny Boyle, Loveleen Tandan, 2008

Tampoco en esta ocasión estoy de acueerdo con Vera. Debe ser cuestión de edad...
Me pregunto qué sucedería si a un director francés se le ocurriera hacer una película ambientada en la España del siglo XIX, que describiera la heterogeneidad cultural de entonces, la implantación de la corrupción en las estructuras políticas y administrativas y algunos detalles más de esos que hieren nuestra autovaloración histórica... Pues algo parecido sucede con Slumdog Millionaire. A Danny Boyle, reputado director británico (la India fue una colonia británica), que tiene en su curriculum títulos como Trianspotting y (1996) y 28 días después (2002) y que ha acreditado suficientemente su capacidad de mostrar lo más abyecto de la sociedad occidental, se le ha ocurrido hacer una película ambientada en la India, de la que nos muestra asimismo los aspectos más penosos... La miseria de las castas inferiores, la explotación de los niños, los conflictos sangrientos entre los distintos grupos religiosos, las costumbres hosteleras poco ortodoxas (rellenar botellas de agua mineral), la tortura policial y otras "menudencias" comparables determinan un telón de fondo sobre el que seguimos las vicisitudes de un concursante de televisión, que, a su vez, nos contará su atribulada vida...
Y viéndola, me acordé de Pablito Calvo en Marcelino pan y vino (Ladislao Vajda, 1956), de Joselito, de Marisol y, en general, de la retahíla de niños prodigio que habitaron en el cine español durante el franquismo, cuando el cine de niños pobres que al final se hacían ricos, alimentaba las frustraciones de una sociedad estéril de creatividad... Evidentemente, conocida la penuria estética de aquellas y la sofisticación de Boyle, no quiero decir que la película de Boyle sea comparable a aquellos engendros impresentables... ¿O sí? Francamente, no me gusta el cine de niños pobres y mucho menos las películas de niños pobres que, por la intervención divina, escapan de su destino gracias a un milagro... a un concurso de televisión, que casi es lo mismo. ¡Telecinco es grande y El Gran Hermano su profeta!
Lo mejor de la película: además de la sofisticación visual propia del "estilo" de Boyle, el ritmo narrativo, apoyado en las posibilidades de los niños para forzar la empatía del espectador y en un conjunto de penalidades especialmente escabrosas padecidas por los tres protagonistas (desarrollo de las posibilidades de los mecanismos de preprogramación genética). La fotografía es aceptable, aunque a mi juicio, sobran muchos encuadres oblicuos, que bien mesurados habría podido regular mejor el ritmo visual.
Lo peor: el guión, paradójicamente saturado de lugares comunes y situaciones increíbles, aderezadas por un cimiento maniqueo incompatible con lo que a mí me parece buen cine.
Si no estoy muy equivocado, es una película con gran potencial como espectáculo, pero poco propicia para obtener muchos premios de la Academia Norteamericana... por las implicaciones que ello tendría en el subcontinente indio y porque no creo que sea demasiado conveniente para los intereses que defiende enfatizar las poéticas fecales...

domingo, 15 de febrero de 2009

Francis Ford Coppola: un tipo con mucha iniciativa empresarial

Me han preguntado por qué no me parecen geniales las películas de Coppola... Las razones son "simples"... Es un director que utiliza bien las posibilidades del medio cenemtaográfico como "espectáculo popular", pero no conozco ninguna obra suya con un punto mayor de ambición, que ofrezca una reflexión más profunda, como es posible encontrar en los directores que a mí me parecen "de primera división": Buñuel, Kurosawa, Fellini, Visconti, Kubrick, Mendes, Bergman, etc. Frente a estos directores, el cine de Coppola me parece "espeso", escasamente creativo (no tiene escrúpulos para "recuperar" fórmulas ajenas), pero, sobre todo, poco elegante.
En Apocalypse Now, con la obra de Joseph Conrad como referencia lejana, estuvo cerca, pero se quedó en una película confeccionada yuxtaponiendo situaciones sólo unificadas por su contenido violento. En el desenlace, la línea argumental, que parecía trasunto de El corazón de las tinieblas, da un giro hacia el mito del templo de Diana Nemorensis, recogido por James George Frazer en La rama dorada, y las expectativas activadas durante el "viaje infernal" se disuelven como el humo en un dilema obvio entre moralidad y profesionalidad.
Los elementos que definen su "estilo" son los propios de la industria norteamericana:
1. Se apoya (a mi juicio excesivamente) en la capacidad que tienen los actores "consagrados" para atraer al público ("Teoría del Star-System").
2. Utiliza relatos más o menos consagrados para conseguir una estructura narrativa sólida y, al mismo tiempo, ofrecer una imagen de cierta altura intelectual, que, a mi juicio, no consigue casi nunca. Comparar sus películas con los relatos empleados como referencia siempre es odioso...
3. En sus películas más celebradas, construye un ritmo narrativo bastante vigoroso empleando fórmulas de "éxito probado", por lo general, de carácter extremadamente violento. Con Apocalyse Now y las tres películas de la serie El padrino ofrecen un magnífico repertorio de muertes violentas, "fotografiadas" buscando los puntos de vista más espectaculares... En ese sentido se me ocurre la maldad de si Sam Mendes no estaría pensando en Francis Ford Coppola cuando caracterizó al fotógrafo de Camino a la perdición...
4. Procura utilizar buenos directores de fotografía, que aseguren las cualidades visuales.
Reconozco que Francis Ford Coppola podría pasar a la historia como uno de los mejores directores norteamericanos... Así lo creo firmemente. Reconozco que Francis Ford Coppola hace buenas películas espectaculares... Reconozco que también ofrece buenos vinos (Niebaum-Coppola), buenas pastas y salsas (Mammarella), que también tiene negocios hoteleros en Latinoamérica... Sólo le falta ser presidente de un equipo de fútbol... Pero también creo que aunque viviera doscientos años, jamás haría una película "elegante".

miércoles, 4 de febrero de 2009

Camino, Javier Fesser, 2008

No se me había ocurrido hablar de esta película por muchas razones... mencionaré algunas enseguida. Pero al aparecer "oficialmente" como la mejor película española del 2008, me siento obligado a decir que, como obra, me parece bochornosa y aún más bochornosa la situación creada al premiarla. Imagino que habrá tenido buena taquilla y que, como negocio amparado por múltiple subvenciones, la cuenta de resultados habrá sido espectacular.
El ritmo narrativo está construido casi exclusivamente aprovechando el potencial "espectacular" de la agonía de una niña en contexto religioso ultra-conservador... Y en este punto, se me ocurre algo que jamás imaginé llegaría a decir: prefiero cien veces el cine de Tarantino a esta bazofia ofrecida a un público amplio que seguramente construirá coartadas de juicio positivo desde el agrio retrato del Opus Dei.
Creo que se salvan la fotografía (con algunas ideas visuales interesantes), la banda sonora y el montaje. El guión me parece malo de solemnidad y las interpretaciones... muy irregulares, por decirlo sin la dureza que merece quien los haya dirigido; como es habitual, los niños ofrecen un repertorio interpretativo incompatible con cualquier pretensión de verosimilitud. En suma, a mi juicio, se trata de un espectáculo morboso impresentable; espero que nadie pretenda sacar partido a esta línea... aunque acaso esta esperanza sea baldía, porque la película de Fesser tampoco es demasiado original... Supongo que el señor Amenábar reclamará derechos de autor...
Y de nuevo me asalta la duda: ¿"Creación cultural" o "espectáculo morboso"?

lunes, 2 de febrero de 2009

La ceremonia de "Los Goya", 2009

Contra lo que imaginaba mi buen amigo Alejandro, la ceremonia no tiene nada que ver con el follón organizado por Manuela Mena al descatalogar oficialmente El coloso, hasta ahora atribuido a Goya, y que abre la puerta a una reconstrucción radical de la producción del pintor aragonés. Porque a El coloso seguramente seguirán en breve otras obras que engrosarán el capítulo de las atribuciones equivocadas... que ocasionaron muchos quebraderos de cabeza hace años.

Y hablando de equivocaciones, me gustaría saber qué mamacallos diseña los espectáculos de estulticia, provincianismo patético y esperpento en los que se hacen públicas las decisiones siempre polémicas de la Academia española... Para felicitarlo; tiene mérito hacer un programa de televisión tan sonrojante y que nadie imponga un golpe de timón...

¿Qué decir de los premios de este año? Que hubo pedrea y que los señores y señoras académicos tuvieron el buen gusto de no forzar protagonismos contra natura. Los girasoles ciegos apenas recibieron un premio casi "in memoriam"; la de Garci, ni eso.
Lo más bochornoso: el Goya honorífico a Jesús Franco, muy respetable como persona y como "profesional", que se ha ganado la vida realizando subproductos imposibles de clasificar con criterios estéticos. Él mismo ha explicado sus pretensiones con claridad: "El cine que no es de género es una mierda". ¡Aleluya!

Me ha molestado especialmente que se reclamaran medidas contra el intercambio de películas en Internet... ¿No es suficiente con las subvenciones que recibe la "industria"? ¿No se puede defender la industria cultural de otro modo? Si estamos hablando de "industria cultural", ¿no debería prevalecer el interés general sobre el interés particular? Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladoilid: ¿Las "películas" de Jess Franco forman parte de la "industria cultural"? ¿No está clara la frontera entre "industria cultural" e "industria del entretenimiento"? Pues debería estarlo.

Triunfadores: los "coleguillas" de Pan Bendito y Camino, de Javier Fesser, que también es autor de El mundo a cada rato (2004), La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003) y El milagro de P. Tinto (1998). A lo mejor tienen razón los académicos y Camino es la mejor película española del 2008...



Lo demás, para olvidar. Tal vez, durante 2009 se haga alguna película de gran interés estético que llegue a los despachos de los académicos.

domingo, 1 de febrero de 2009

Un espectáculo para la diosa Juno: El curioso caso de Benjamin Button, Fincher, 2008

A quienes les abrió las carnes El Club de la Lucha y acudan al cine empujados por la "etiqueta" de género "fantástico" (o similar), saldrán del cine echando pestes y valorando muy negativamente el "giro" de un cineasta que parecía maestro del thriller. Y sin embargo, a mi me parece que frente a las películas anteriores, ésta supone un salto de calidad considerable, tal y como yo entiendo esa cualidad (que sea interesante para un público amplio, que según crezca su grado de formación tendrá mayor capacidad para valorar aspectos diversos). Y para no dar pábulo a los malentendidos, debo acotar ese juicio advirtiendo que se ha puesto en un camino sobre el que deberá seguir caminando...
"La historia" parte de un relato de F Scott Fitzgerald, del que apenas mantiene la trama substancial: la historia de un hombre cuya evolución natural es contraria a la más obvia. Benjamín Button nacerá anciano y morirá bebé... Pero todo lo demás pertenece a la imaginación del equipo de realización de la película. En el relato de Scott Fitzgerald no muere la madre en el parto, no le abandona su padre, sus circunstancias personales y sociales son muy diferentes (no hay asilo de ancianos), no existe una historia de amor moduladora (en la novela el protagonista se casa, pero apenas existen renglones de sentido "romántico")... y tampoco se puede hablar de que a Fitzgerald le interese mucho proponer una reflexión sobre los nudos argumentales de la película, porque si no interpreto mal el relato, su objetivo fundamental era mucho más simple: activar la sonrisa del lector aprovechando las paradojas inducidas por la "inversión" de "lo natural" (el padre cuida del hijo, etc.).
Fincher opta por un guión ambicioso, versión posmoderna de El sueño del caballero, que nos ofrece un "viaje" por la vida del personaje anómalo y desde esa perspectiva insólita nos sugiere recuperar el debate entre Heráclito y Parménides sobre la naturaleza del ser, derivando múltiples circunstancias, que, como en El club de la lucha, en ocasiones se orientan descaradamente a ofrecer carnaza al público adolescente:
1. La relación entre vida (vitalidad) y movimiento (colibrí) como trasunto de las fuerzas naturales.
2. La importancia de los momentos efímeros, en los que se diluyen las ideas de pasado y futuro, porque sólo existe el presente, por supuesto, sin que ceda ese movimiento que parece atributo esencial de la vitalidad.
3. La relatividad de las ideas de "lo perfecto" y "lo imperfecto", en el contexto de las relaciones entre hombre y mujer, a su vez, sujetas a los dictados del tiempo.
4. La aparente simetría del proceso vital: la relativa proximidad entre el niño y el anciano.
5. Lo impredecible: "nunca sabes lo que te puede suceder". El movimiento vital como fundamento de incertidumbre.
6. Las relaciones entre lo que juzgamos "perfecto" y lo que juzgamos "imperfecto"; sujetos ambos a l poder implacable del tiempo...
7. La capacidad de las personas para conseguir los objetivos más sentidos sobreponiéndose a las erosiones del tiempo: si de joven no has posido cruzar el Canal de la Mancha a nado, lo podrás hacer cuando seas anciano...
8. Y como corolario: Carpe Diem... Aprovechemos el momento.
Lo peor: los resabios "de producción" que son tan característicos de sus películas e impiden que ante ellas se pueda hablar de buen cine. La "intrusión" de recursos de producción es tan forzada, que no me extraña la proliferación en Internet de críticas e, incluso, parodias sobre sus relaciones con ciertas películas del mismo tipo. La secuencia del submarino , de todo punto inverosímil, debería desaparecer.
Lo mejor: la historia de amor, magníficamente contada, y la elección de una fórmula para captar la atención del espectador que seguramente veremos repetir mil veces durante los próximos años: utilizar un actor sexi para que a medida que vayan pasando los minutos resulte progresivamente atractivo. Contemplar cómo se transforma Brad Pitt, desde la figura del anciano decrépito, hasta el jovencito "reventón" de sus veinte años debe ser un espectáculo propio de la diosa Juno. Espero que a alguien se le ocurra hacer lo propio con Sara Montiel... o, mucho mejor, con Sharon Stone... cuando haya cumplido los 70.
La alusión a Jean-Pierre Jeunet me parece oportuna, porque sintetiza algunas de las circunstancias tratadas en la película.
Finalizando, que ya van muchos renglones... El curioso caso de Benjamin Button es una película de entretenimiento de buena factura, en la que destacan un guión aceptablemente trabado, una fotografía cuidada, unos efectos especiales excepcionales y que, si no me equivoco, justificarán el éxito comercial y crítico y algunos premios de la Academia... Esta película huele... a victoria; apesta a muñeco dorado.