Me emocionó Alfredo Landa. Dicen que estuvo espeso e incoherente… A mí me pareció justo lo contrario. Creo que don Alfredo quiso dejar muy claro que los objetivos de su agradecimiento no eran los habituales, los reiterados en el terrible rito de pasar por el aro, sino su familia; sólo su familia. Y también creo que, como corresponde a un magnífico actor, engañó a casi todos con la incoherencia aparente... Creo que sus parientes más cercanos y otros muchos entendieron perfectamente lo que allí estaba sucediendo. ¿Recuerdan ustedes a quienes no mencionó don Alfredo?
Muchos han hablado de “landismo” para calificar un cine de ciertas cualidades… haciendo recaer sobre el actor responsabilidades ajenas. ¡Imbéciles, cambiad el nombre! Y eliminar una asociación tan injusta. ¿Qué tal “cine de pandereta”? ¿O cine de calzoncillo? ¿O cine de productores franquistas? Alfredo Landa, don Alfredo Landa, "se limitó" a hacer los papeles para los que le contrataban… Al parecer “nadie” advirtió que, como actor, tenía recursos sobrados para adaptarse a cualquier papel… Lo demostró un poco tarde… Señores académicos: interpretar bien no es pasarse la vida haciendo de sí mismo, como hacen la mayor parte de los actores laureados…
El resto de la ceremonia… Lo más sorprendente: que la Academia se inclinara por una película poco taquillera... Al designar una película poco taquillera como "la mejor"... ¿Se trata de justificar una muy activa política de subvenciones? Creo que la Academia ha trazado los hilos del destino: cuando en el 2030, el gran actor de la época decida retirarse, seguramente se quedará sin palabras y hará subir a sus familiares al escenario...
Por lo demás... Alberto San Juan pidió la disolución de la Conferencia Episcopal (me imagino a la policía, en interpretación “forgiana”, diciéndoles: “¡Disuélvanse”! y me da la risa) y Jaime Rosales, en un alarde antiimperialista posmoderno, recomendó educar estéticamente a los niños con El ladrón de bicicletas y no con Walt Disney. Quedé petrificado de puro horror, que diría un “macho”. ¡Educar a los niños en los principios demócrata-cristianos de los años 40 y 50! Y luego… ¿los abonamos a la COPE? “T’as passsao, tio”. Me consuelo imaginando que si hubiera salido José Luis Garci, habría recomendado Centauros del desierto para el mismo fin y, francamente, no sé qué es peor…
Todo lo demás… perfectamente previsible. En definitiva, los Goyas del 2008 pasarán a la historia unidos a varias películas de escasa entidad, algunas muy taquilleras (ver comentarios sobre El orfanato y Rec en este mismo blog), y a la despedida de don Alfredo Landa, magnífico actor al que tocaron tiempos de penuria cinematográfica . ¡Qué buen actor, si hubiera habido buenos productores! Chapeau, don Alfredo y saludos a sus parientes...
Cómo nos metemos con el pobre Fernando...
ResponderEliminarPues menuda depresión lo de El ladrón de bicicletas... a saber cómo saldrían los niños luego. Yo es que soy un poco pro-Disney, qué le voy a hacer.
El señor Landa nunca ha presumido de ser progre, no como otros de sus compañeros que, viendo tiempos nuevos cambiaron de chaqueta y ahora son "actores serios". Y esto es debido, principalmente, porque don Alfredo siempre ha sido como lo vemos, no ha tenido que hacer "papeles" de simpático. Creo que es (si no me falla el juicio perceptivo) una persona sincera y campechana.
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