El Cine como forma expresiva y estética

domingo, 6 de marzo de 2011

LA LEYENDA DORADA DE “UN PERRO ANDALUZ”


Por: Javier Mateo Hidalgo

París, 1929. ¿Qué sugieren estos datos? Si recurrimos a fuentes cinéfilas, lo siguiente: Un aragonés y un catalán hacen una película surrealista. Y no, no es un chiste. Luis Buñuel y Salvador Dalí deciden poner en práctica una serie de ideas garabateadas en un papel. ¿Cómo empezó todo? En Madrid, concretamente en la Residencia de estudiantes de la Calle Serrano. Luis boxea y admira la entomología, siempre con un libro de Fabre en la mesilla de noche de lectura nocturna. Salvador se escapa, siempre que puede, de sus obligaciones para ir de visita al Museo del Prado, luciendo un atuendo siempre estrafalario. Un día, se juntan y planean un proyecto común. Uno ha soñado que una nube pasaba por delante de la luna y que una navaja atravesaba un ojo cortándolo. El otro, ha imaginado unas hormigas saliendo de una mano. Estas dos imágenes constituidas en iconos fílmicos, solo fueron unas de tantas que pusieron en marcha el mecanismo de creación surrealista. Se siguieron proponiendo ejemplos visuales, teniendo todos aceptación, no siendo descartado ninguno. Ensamblados en conjunto, resultó una película de diecisiete minutos que resulta toda una revolución. El primer intento de filmar un relato sin un sentido aparente, donde todo resulta caótico y nada llega a comprenderse en conjunto. Si bien podemos decir que, por separado, podemos dividir la historia en momentos, sería inútil tratar de establecer un resultado de tipo argumental. Dalí dijo que rodaron divirtiéndose, haciendo de aquello un juego, una broma. Luego, con los años, se dio cuenta de aquello había tomado una forma seria, incluso dramática. Por ello, no sería desestimable calificar cada momento del relato como “gag” o “sketch”. Ejemplos como el de la luna-ojo, navaja-nube, resultan casos de carácter asociativo, elementos clave en un juicio onírico. Dentro de los mecanismos de la mente, por muy irracionales y automáticos que aparenten ser los resultados, siempre hay una cierta coherencia subterránea. Otros ejemplos de relación serían los del pelo de la axila que se convierte en un erizo de mar o los pechos que se tornan en nalgas, ambos efectos realizados con un efecto de fusión de imágenes.
En cuanto a historias biográficas, también tenemos mucho de qué hablar:
Por ejemplo, el caso del protagonista duplicado que se asesina a sí mismo con dos revólveres, en dos etapas distintas de la vida. Dalí, en este caso, se erige como responsable de esta idea. Él tenía un hermano mayor que no conoció ya que murió prematuramente. Se llamaba como él, Salvador Dalí, y sus padres siempre hablaban de él. Era como una mala réplica de este, cosa que siempre traumatizó al de Figueras. Es por ello que, mediante el recurso cinematográfico, Dalí “mata a su hermano” para librarse de la losa que le tiene oprimido.
Otro caso es el del burro podrido sobre el piano. Dalí cuenta que también fue idea suya. Su padre, de nuevo en escena, padeció de enfermedad venérea contraída por frecuentar lugares poco higiénicos. Así, para insuflar de moral a su hijo, colocó sobre el piano de la casa un libro con fotografías de enfermedades contraídas por malos hábitos. Este nuevo trauma, hizo que Dalí sustituyese esta podredumbre por un burro en estado de descomposición sobre el “piano de la casa familiar”. Los maristas que penden de las cuerdas, representan ese otro tipo de represión (deduzco que más en el caso de Buñuel que de Dalí, aunque este figure como actor haciendo de uno de ellos). Dalí, cuenta después, sería asiduo de los burdeles, pero padeciendo siempre esta fobia al contagio, sus reuniones con prostitutas se reducirían a colocarse ella a un lado de la habitación y el al otro. Él se masturbaría viéndola desnuda a distancia, evitando el contacto carnal.
Pepín Bello, a quien tuve la suerte de conocer en el año 2007, me contó que de él había sido la idea del burro podrido, y que simplemente Dalí apareció un día por el rodaje y colocó peces sobre los ojos del animal, tendido sobre el piano. Pepín fue otro de los amigos de la Residencia de estudiantes, junto con Lorca, José Moreno Villa, Alberti, etc.
He visto “Un chien andalou” en diferentes versiones (con más o menos metraje, sin sonido, con música). A principios del nuevo siglo, apareció una nueva copia, además de un cortometraje realizado por Buñuel en el que se puede ver al padre de Dalí en su casa de Cataluña, comiendo erizos de mar (en estas fechas, Dalí fue expulsado del hogar familiar al realizar un cuadro titulado “El sagrado corazón” con el siguiente subtítulo: “A veces, por placer, escupo sobre el retrato de mi madre”. La figura de “Padre Represor” surgía fácilmente en el sentido de esta cinta, encontrándose Dalí ya en este “exilio”).
Hablamos de una época posterior, en la cual Buñuel y Dalí decidieron volver a colaborar juntos para llevar a cabo “La Edad de Oro”. Aquí, comenzaron las desavenencias entre los dos amigos. Dalí comenzó a mantenerse distante, la compenetración ya no era la misma. Gala lo acaparaba y Buñuel estuvo a punto de estrangularla literalmente en una ocasión. La película llegó a realizarse y Dalí figuró en los títulos de crédito, aunque su colaboración se redujo a ideas visuales enviadas por carta a su amigo, como la de la escena de amor caníbal o la de los obispos en la playa.
Si bien en “Un chien andalou” hubo una acogida positiva, a pesar del carácter provocativo de la misma (más allá de las escenas de carácter poco agradable), el “L´age d´or” las críticas a la burguesía y la religión se vieron contestadas por grupos conservadores (Les camelots du Roi) que destrozaron la sala donde se proyectaba y arramplaron también con una exposición surrealista que había a la entrada del local. La película, fue prohibida y requisada por el gobierno francés.
¿Cómo podemos valorar la película de “Un perro andaluz”? Está claro que el elemento principal es su vanguardia, en la estela de “Le coquille et le clerygman”, filme que para el surrealismo se consideró incluso “débil”, y que tuvo, entre otros responsables, a Artaud. Un tipo de cine polémico, rodeado de una gran leyenda. El propio Dalí, al enterarse del suicidio del protagonista Pierre Batcheff, exclamó: “¡Es el final perfecto para la película!”
Es un filme que no debería juzgarse desde la técnica, pues ha sido tan sacralizado a lo largo de la historia que todo juicio crítico quedaría anulado por sus imágenes icónicas. En cuanto al elemento sonoro, a la música, cabe añadir otra anécdota: Buñuel decidió aunar la fuerza de Wagner con su Preludio y Liebestod de “Tristán e Isolda” con otra pieza, un tango popular, cuya fuerza para con las imágenes es casi equiparable a la anterior. Tanto en el corte de cuchilla, como en el intento de violación, se desprende un carácter violento, pasional, casi como un juego para con las imágenes que musicalmente describe. Buñuel, durante la proyección del filme en la velada de su estreno, se colocó al lado de un tocadiscos para ir intercalando la música en directo, según la escena que se narrase. Cuanta también (todo esto en sus memorias “Mi último suspiro”) que guardó en el bolsillo unas piedrecitas para arrojar al público en caso de que la acogida fuese negativa.
Esta aventura cinematográfica fue recompensada por el grupo surrealista, el mismo que, bajo la voz de André Bretón, expulsó a Buñuel del mismo (esto no resultará extraño con el tiempo, ya que poco a poco muchos de sus miembros corrieron la misma suerte o directamente abandonaron el grupo para unirse a Bataille, que compitió contra Bretón, saliendo victorioso).
¿Un perro andaluz película española? Definitivamente, no. Realizada por españoles, pero originalmente titulada “Un chien andalou” (lo de “perro andaluz” se lo tomó a mal Lorca, al pensar que había una referencia a él en el título). Buñuel ha sido español, mexicano, estadounidense y francés. Otros directores de la época decidieron cruzar también la frontera al considerar a la industria cinematográfica española como algo deficiente en sí mismo. Perojo, por ejemplo, fue acusado de antipatriota al recurrir a Alemania y Francia para realizar sus “caprichos”. Curioso caso, ya que Buñuel y otros intelectuales inventaron la palabra “Perojismo” para denominar el folclore falso y rancio de algunos filmes de origen español, entre los cuales se encontraban los realizados por Perojo (otra anécdota: Perojo utilizó al actor Gastón Modot- “Les enfants du paradis”- para protagonizar su filme “Más allá de la Muerte (1924), y Buñuel, seis años después, le hizo primer actor en “La edad de Oro”).

2 comentarios:

  1. ¡Bravo!
    Y efectivamente estoy de acuerdo en hablar de gags/secuencias. Nos hemos tomado demasiado en serio Un chien andalou, como si no haciéndolo faltáramos el respeto a la obra. Sabiendo como se construyen este tipo de piezas, creo que faltamos más respeto tomándola en serio.

    Un saludo.

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  2. que buen postttttt!!!!

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