El Cine como forma expresiva y estética

martes, 28 de febrero de 2012

Corazones Dorados


Por Javier Acedos

Empiezo una crítica de tres películas a la vez, tal vez porque Von Trier lo quiso así y las agrupó bajo una misma luz.
Si hay que hablar de algo que tengan en común estas tres películas es que es difícil no empatizar con las protagonistas (menudo genio buscando mujeres como protagonistas) y si no fuera por el tremendo análisis que conlleva al destino de cada una no dejaría de ser un pastiche sensiblero digno de León de Aranoa. Me refiero a un análisis de carácter moral que más bien recuerda a los cuentos morales de Eric Rhomer.
En “Rompiendo las olas” nos encontramos con la neurosis de querer hallar la relación entre amor y religión. Desde luego que se trata de un problema de educación (no me voy a meter mucho con el tipo de educación que recibe Bess). La historia trata de una chica que se deja avasallar por todo el mundo ¡Qué proeza! Es algo que se repite en toda la saga, la palabra clave es INJUSTICIA. Pero que, a pesar de todo siempre queda algo de caridad en este mundo. Sino fuera por el buen tratamiento del resto de personajes, no dejaría de ser un culebrón mal logrado.
En “Los idiotas” cambia el punto de vista de la protagonista a los portadores de la razón. No podemos obviar el carácter marcadamente político de esta historia. Creo que se trata de una historia de liberación y, por qué no, una especie de alternativa. Creo también que no es muy forzada la comparación entre las acciones que se llevan a cabo en esta película y las performances artísticas.
“Bailar en la oscuridad” lleva el término de la injusticia al grado sumo. El ritmo narrativo de la película me recuerda a “Réquiem por un sueño” de Darren Aronofsky. Sólo quería comentar que quizá sea la más bizarra de las tres en cuanto al trágico final, creo que los que lo consideren así no han entendido nada y, a pesar de toda la crueldad, no puedan así ver un atisbo de belleza que da más pavor todavía.
Son historias de mujeres que sacan fuerzas de flaqueza aunque ello les lleve al peor de los destinos. Pero que aun así no dejan de luchar por aquello que creen justo. Quería terminar con un cita que creo que es muy apropiada, y aún más en el caso de “Los idiotas”:

No es saludable estar bien ajustado a una sociedad profundamente enferma.
J. Krishnamurti.

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