Por Julia Moreno Fernández
Esta película, titulada originalmente "Twelve and holding" nos acerca a la preadolescencia, muy particular, de un grupo de amigos de 12 años estadounidenses.
Viendo los primeros minutos es fácil asegurar que será una buena película. Comienza de forma inquietante, con el audio precediendo a la imagen al igual que la acción precede a la presentación de personajes; y en pocos minutos se nos presenta a los personajes y la temática de la que nos va a hablar a través de cada uno de ellos únicamente a través de imágenes y combinación de distintos planos.
Como director de fotografía figura Romeo Tirone, que, por si a alguien le dá alguna pista es el encargado de las cámaras e iluminación en la serie "Dexter".
Abundan en la película los planos subjetivos, primerísimos planos y el rodaje con cámara a pulso.
Es una película que consigue tocar muchos temas interesantes sin necesidad de recurrir al esquema de historias cruzadas que tanto ha proliferado desde hace unos años y no perde un ritmo inquietante ni cierta la narrativa en ningún momento. Nos habla sobre el proceso de crecimiento, la pubertad, la relación con la muerte y nos enfrenta a la madurez, la seguridad e inseguridades de niños que están dejando de serlo con respecto a los adultos.
Rompiendo la regla no escrita de no rodar con niños ni animales, consigue unos jovencísimos protagonistas muy interesantes, que apoyados por un buen guión actúan, a mi modo de ver, excepcionalmente bien, particularmente la chica que interpreta el personaje de Malee.
En definitiva una película muy interesante, con una imagen cuidada al milímetro. Si hay que poner alguna pega a mí me chirrían ciertas canciones de la banda sonora.
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