El Cine como forma expresiva y estética

lunes, 11 de julio de 2011

Sobre el límite entre el cine y el videoarte de la mano de Lars von Trier y Michael Borremans.

Por Juan Perucho



El cine y el video arte son primos. tan parecidos que en ocasiones puede no ser facil distinguirlos.
El formato y los medios tecnológicos idénticos hacen que estas categorías sean a veces difícilmente clasificables.
Fundamentalmente, la diferencia reside en la acción. El cine tiene una necesidad imperiosa de contar una historia que evolucione, explique, y desarrolle una acción. Y frecuentemente tiene un matiz mucho más ambicioso que el video en cuanto a recursos visuales.
El video-arte toma algo de este lenguaje pero se centra en plasmar de forma estética una situación, un sentimiento, etc sin utilizar la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace propias de la narración, conformandose la mayoria de las veces en documentación de un evento artístico como se lleva haciendo con la fotografía de las performances.
En ocasiones las fronteras se vuelven tangenciales, es decir... se rozan y tienen puntos en común. Utilizando los mismos medios, es fácil que en ocasiones se produzcan casos como el del artista Michael Borremans y el director de Anticristo, Lars Von Trier.
Ambos ejemplos son increiblemente idénticos aunque son los pequeños detalles y la elegancia (o su ausencia) lo que les acaba delatando. Ambos disfrutan con el deleite estético de imágenes fantasmales.
La luz fuerte y el color brillan por su ausencia y cuando se dejan ver tienen matices muy dramáticos, de tal forma que priman los grises medios favoreciendo que la crudeza campe a sus anchas. El tiempo parece detenerse y la tensión visual se dispara.
Consiguen una atmósfera particular que junto al gris induce a la ensoñación o introspección sacando a la luz detalles de cada personaje. Usan con buen criterio la cámara de alta velocidad consiguiendo una violencia visual en la que el ojo vibra ansioso tratando de encontrar el lugar de la acción.



Naturalezas muertas hechas con figuras humanas. Bodegones agonizantes con personajes inquietantes que están a medio camino entre estar dormidos o muertos, maniquíes con cuerpos incompletos, pesados e inanimados aparcados en el suelo.


Establece una relación entre los personajes, los cuales soportan sobre sus espaldas el peso de otras personas. Ayudan pero también limitan, subrayando tanto la vulnerabilidad y como la sobreprotección entre individuos. Sobretodo sugiere, esboza y muestra con elegancia alardeando de un dominio total de los recursos (imagen, iluminación, música, ambientación).
Domina el lenguaje técnico del cine y lo convierte en poético. Un estilo característico que Michael Borremans, pintor y videoartista, ha creado y que Lars von Trier ha calcado milimétricamente para ambientar El Anticristo dejando a un lado sutilezas e insinuaciones.
La película funciona en si misma, por lo general el corte es bueno y engancha pero asumir años de trayectoria de un artista y hacerlos propios le restan originalidad al director y la adicción innecesaria de sadismo gore y porno explícitos para un público impresionable le resta seriedad y credibilidad a la película. Personalmente creo que Lars von Trier tiene mucho que aportar pero parece interesado en un publico pseudoadolescente, estoy impaciente de que diga todo lo que hay que decir detras de las camaras y que deje a todo el mundo boquiabierto pero por medio, sólo, de su obra.

2 comentarios:

  1. No aguanto a Trier y no puedo decir mucho más sin delatarme como un incendiario hacia su persona.

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  2. El tipo hace un cine intersante creo yo, el problema es que parece que disfruta mas delante de las camaras.
    Creo que en cronicas marcianas, haciendo su show particular y siendo odiado/alabado por el publico hubiera encajado bien :)

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