Debo pedir disculpas a los amigos y compañeros que siguen este blog por mi indolencia. El desenlace del curso pasado obró en mí una fuerte reacción depresiva de la que apenas consigo recuperarme… Comienzan a verse los resultados prácticos –directos o indirectos- del plan Bolonia y, en nuestro caso concreto, de la gestión universitaria en tiempo de crisis...
Me acuso de haber preconizado el acercamiento de la universidad al mundo real, al universo de las posibilidades profesionales. Acaso esa carencia fuera dolencia grave de la estructura anterior, sobre todo en el campo de las “ciencias tecnológicas”; pero en las ciencias sociales y humanas esa minusvalía tenía una entidad muy limitada, sobre todo, si la comparamos con las consecuencias de un modelo obligado a asumir el imperio de los dogmas liberales. En esa situación el conocimiento humanista deja de ser un gran foro reflexivo sobre la naturaleza humana para convertirse en un instrumento de especulación, al servicio del poder político y económico: pobre reflejo de lo sucedido hace más de 2000 años en la Grecia dominada por el pensamiento sofista. Además, aquí el papel de Protágoras lo ocupa Belén Esteban, cuyas habilidades tienen poca relación la capacidad de creación cultural.
¿No se le ha ocurrido a nadie postular un modelo que preste atención a las necesidades del mercado y a las necesidades humanistas?
Con la función universitaria tradicional sublimada (permitidme emplear un término polisémico con cierta dosis de cachondeo), este foro dejaría de tener sentido, porque en su proyección social sería un “palo en las ruedas” (por supuesto, diminuto) al desarrollo de una "estructura cinematográfica" competitiva. Lo lo más sensato –no ironizo- sería acompañar con vehemencia a la actual ministra de Cultura, partidaria decidida del “subcine” (subvencionado), a Alex de la Iglesia, acreditado director de la corriente reiniciada por Tarantino, a su vez, recuperador de la fórmula japonesa de cine para adolescentes, con sobredosis de morbo (morbocine), y a otras fórmulas afines.
Por desgracia, no estoy en edad ni situación de asumir veleidades ajenas y no me apetece en absoluto entrar en ese juego, que implícitamente, presupone una premisa dual tramposa: la supuesta antinomia entre el cine de calidad y el cine comercial. Sigo convencido de las posibilidades del lenguaje cinematográfico para crear “productos” de alta calidad estética en el sentido noble y solemne del término, que, a su vez, tengan capacidad para movilizar el interés de un público numeroso.
Así las cosas, una decisión administrativa (la supresión de las asignaturas genéricas en la Universidad Complutense) me impuso reflexión y me hizo comprender que los impulsos marginales no tienen demasiado sentido y me otorgué un “período de expectativas” que vino a coincidir con las habituales limitaciones veraniegas para acceder a Internet, este año especialmente dilatadas.
Superados los inconvenientes y las debilidades temporales, me propongo mantener la expectación y recuperar la actividad del blog con una orientación que, sin duda, irá modificándose a medida que cambien mis circunstancias profesionales y personales. No obstante, antes de esos cambios, procuraré actualizar el blog incluyendo las críticas “pendientes”, a cuyos creadores debo humildes disculpas.
Sobran las disculpas sobre una ausencia sobradamente justificada.
ResponderEliminarLo que más me llama la atención es el empuje y perseverancia desinteresada para mantener vivo éste proyecto marginal de selección de calidad.
Raro es que siga viviendo, por tanto cada entrada y aportación particular al blog, pasa a ser un regalo y por ello MUCHAS GRACIAS