El Cine como forma expresiva y estética

sábado, 29 de enero de 2011

Dogville (2003) (presentación)

Dirección: Lars von Trier. Producción: Marianne Slot, Els Vandevorst, Vibeke Windeløv. Guión: Lars von Trier. Música: Antonio Vivaldi; Fotografía: Anthony Dod Mantle.
El personaje de mayor proyección del movimiento Dogma, Lars von Trier , realizó Dogville después de haber dirigido una interesante colección de películas, entre las que destacan, según mi juicio, Europa (1991) y Bailando en la obscuridad (2000). Sus películas tienen en común algunos factores que le convierten en un director, cuando menos, "interesante": argumentos centrados en la naturaleza humana, imagen cuidada y  guiones con pretensiones filosóficas de cierta complejidad.
Se le ha etiquetado como uno de los directores de alineación posmoderna más clara y acaso ese juicio sea acertado en algunas de las vertientes de mayor proyección cultural de esa corriente y, en especial, en su relación con las derivaciones estéticas. Es tentador colocar las películas de Lars von Trier junto con los artistas británicos que protagonizaron Sensation  (Young British Artist) y, por supuesto, con los que alcanzaron mayor repercusión D. Hirst, los hermanos Chapman, C. Ophili, T. Emin, etc. y sus comparables del continente. Especial interés tiene, por ejemplo, observar las relaciones entre sus películas y el cinismo expresado (en multitud de entrevistas) por los hermanos Chapman.
Seguramente, una de las referencias comunes de todos ellos sea el parentesco (forzado) con la figura de F. Nietzsche, a quien se interpreta con una "amplitud conceptual" difícil de concretar más allá de los tópicos recogidos en los manuales escolares de Historia de la Filosofía: La relevancia de los componentes vitales del hombre, las limitaciones intelectuales de la mujer —siempre condicionada por su "emotividad"—, la relatividad de los valores éticos y morales, la crítica a los valores establecidos, a los convencionalismos, la miseria de los iletrados (dualidad superiores-inferiores)...
Si recurrimos a las frases recogidas en los mil inventarios de sentencias que aparecen en Internet, encontraremos casi todas las ideas recogidas por los protagonistas de la película, que, de ese modo, componen una especie de puzle que, al organizarlo, ofrece la imagen de un Nietzsche desdibujado y patético:  "La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre"; "ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes;  "en el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón"; "el hombre, en su orgullo, creó a Dios a su imagen y semejanza; "la madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño; etc.
Esta imagen desdibujada de Nietzsche, reforzada por la evolución de la propia personalidad del filósofo, condenado a la locura, ayuda a explicar que sea tan asequible y tentadora para planteamientos ideológicos diferentes e, incluso, antagónicos. Nietzsche es una de las referencias preferidas por los nazis y también por las corrientes filosóficas "progresistas" de la segunda mitad del siglo XX (fenomenología, existencialismo, Escuela de Frankfurt, etc.). En ese sentido, puede resultar interesante comparar Dogville con cualquier película de orientación filosófica realizada desde posturas netamente marxistas, como El último tango en París...  Del mismo modo, es sumamente interesante contrastar las pretensiones que Lars von Trier decía ofrecer en esta película (crítica de la cultura norteamericana) y lo que ella propone para los diferentes tipos de espectador imaginables, que la han interpretado en el amplio abanico que va desde el panfleto neonazi hasta la reformulación de los principios bíblicos más elementales del Antiguo Testamento, pasando por el "alegato feminista" (posmoderno) o la reflexión crítica (metafórica, por supuesto) sobre los principio del American way of life, en sentido culto (postulados fundamentales del sistema democrático americano).
Lo más interesante de la película es, a mi juicio, la propuesta escenográfica que, sin ser excepcionalmente novedosa, compone una propuesta de acercamiento a los orígenes históricos del cine (teatro) que se complementa con la agilidad de la cámara, condicionada por las tomas "torpes" (muy eficaces para generar inquietud), propias del movimiento Dogma. Y también a ciertas propuestas de efectismo visual que podríamos rastrear hasta la pintura del siglo XVI (Caravaggio, Ribera, etc), fundamentadas en el reforzamiento de la articulación espacial combinando fondos homogéneos (claros u oscuros) con iluminaciones no siempre bien resueltas. En las ambientaciones nocturnas, son frecuentes los tratamientos heterogéneos y las sombras "descontroladas", que la fotografía y el montaje procuran evitar mediante planos americanos o cortados por encima de los pies (son frecuentes los encuadres de ese tipo) y cortando las tomas en cuanto aparecen sombras arrojadas sobre el suelo.
Por fortuna, Lars von Trier no se esforzó en emplear el planos-secuencia largos...
La película tuvo gran repercusión en Europa, donde muchos directores se hicieron eco de esta manera de hacer cine. En España hay unos cuantos...

2 comentarios:

  1. Hola, hablas del empleo como alegato feminista de la obra Dogville, me interesa saber qué fuentes has empleado para hacer tal aseveración pues estoy realizando un análisis de corte feminista de este film. Gracias

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    1. Estoy hablando de cómo la interpretan los diferentes tipos de espectadores. Te sugiero que la veas con un grupo numeroso de mujeres y les preguntes "qué perciben"... Si deseas algo metodológicamente más convencional, escríbeme directamente (ver "mi perfil") y explícame con más detalle tu situación.

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