El Cine como forma expresiva y estética

lunes, 29 de diciembre de 2008

Belle de jour

Por Raquel Espinar Plitt

En esta película de la última etapa de Buñuel, como en Eyes wide shut es imposible establecer la frontera entre las fantasías y la realidad, y precisamente en eso se basa su argumento. La imaginación de Sevérine, una mujer de la clase alta, de apariencia frívola y casada, acaba siempre en relatos dónde es maltratada por su marido y desconocidos, y en dónde el aspecto sexual cobra importancia en medio del contexto de agresión. La película nada es ese ambiente onírico de sus fantasías, estableciendo con ellas no sólo su etapa de prostituta, sino todo el argumento que le lleva a ella, haciendo inevitable mirar en principio toda la evolución narrativa con cierta incredulidad; Pero no por ello deja de ser acorde a la representación del personaje que intenta argumentar Buñuel.

Cuando vi hace tiempo la película por primera vez, no se me ocurrió pensar que ella era virgen, sobre todo teniendo en cuenta que llevan un año de casados. Realmente es difícil imaginarse un matrimonio que no mantienen relaciones, y menos todavía que nunca las han tenido. Este el primer punto que establece un contexto irreal, que forma parte de las fantasías de ella y les da un nuevo sentido. En estas fantasías, donde su sexualidad es explotada de una forma agresiva, la experiencia de lo sexual parte puramente de la imaginación, no como variación de algo ya conocido ni como añadidura a un juego sexual por el aburrimiento ante un acto ya automatizado en su relación. Este "aburrimiento" injustificado, una interpretación indemostrable que se asimila con un rechazo ante la conducta pasiva de su marido, ante la que responde también con pasividad y frialdad a la espera de un comportamiento que en su "realidad" no puede obtener, ya que entiende su sexualidad desde la sumisión. Esto sin embargo no representa para ella una frustración en un principio, al contrario de Albertine en Eyes wide shut, que la reconoce de alguna manera al contarle el sueño con sus fantasías sexuales insatisfechas a su marido. Ni tampoco parece darse cuenta de problema que supone limitar su sexualidad a la fantasía, pues se presenta como un juego en el que ella se pierde sin afectar a su relación conyugal. Hasta que su fantasía va cobrando forma "real".

Durante sus primeros días como Belle de jour Sevérine recibe a un cliente japonés que presenta uno de los elementos más significativos de la película. Lleva consigo una cajita que parece ser parte del ritual sexual. Él le enseña el contenido a Sevérine, pero sin mostrarlo al espectador. El propio Buñuel dijo sobre la famosa cajita que no pretendía meter algo concreto en su interior, sino permitir a la imaginación rellenar el hueco de información que la película no completa mediante la proyección, utilizando elementos del inconsciente del espectador. Es justo este juego el que pretende plantear Buñuel, relacionando el subconsciente con la cajita. Si esta se entiende con los contenidos del ello de Freud, en este precisamente se encontraría su sentido. La cajita contiene el ello, es su cofre. y es esto lo que Sevérine contempla, identificándose. El ruido inquietante al presentarla hace una idea del aspecto trastornador que representa. Lo oculto, la sombra... todo aquello que Freud repudia al inconsciente y lo esconde tras una represión ante lo más propio y extraño de la psique, en este caso la femenina. Lo inconsciente nos lleva de nuevo al tema del sueño, en el que está envuelto todo... lo onírico como contexto... mientras en Eyes wide shut lo inconsciente, el mundo de los sueños, el ello; se representa con una máscara Buñuel es mas directo: directamente lo encierra en una caja que no se muestra al espectador. Si las otras mujeres al contemplarlo pueden sentir repulsión (ante su propia psique, ante lo que ellas mismas son .....), Sevérine parece intrigada y satisfecha con el contenido, con descubrirlo. La liberación del cofre cerrado lleva la sublimación de Belle de jour, por una represión que ahora sí que implica la representación del ello. Sus actos, y el contenido de la cajita vienen a ser el mismo elemento y a tener el mismo significado. Ella guarda lo que guarda la caja, las necesidades inconcebibles como Sevérine... ella es la caja, y lo que encierra. Esta personificación trabaja en la misma forma que las personificaciones de Fellini, con sus mujeres representando puros conceptos intangibles.

Belle de jour es entonces la exteriorización exagerada de un aspecto que él entiende intrínseco en las mujeres, la personificación de lo que esconde la cajita. Parte de la idea que ya dijo Nietzsche "si vas con mujeres no olvides el látigo" pero acaba siendo bastante más radical. La necesidad de sumisión parte quizá del mismo punto que ciertas tendencias sexuales, no necesariamente agresivas o físicas como en sus fantasías, pero sí por ejemplo de la excitación ante la degradación y la humillación (Freud elaboró un estrecho vínculo entre la sexualidad y las tendencias masoquistas). "Si se produjera el hecho de que no pudieras soportar mi dominio y que vuestras cadenas sean demasiado pesadas, deberéis mataros : nunca os devolveré la libertad." Leopold de Sacher-Masoch

De todas formas, aunque empieza jugando con estas relaciones, luego, al establecer el lenguaje onírico y un desarrollo basado en la fantasía, la historia cobra otro matiz. Incluso cuando se presentan las situaciones teóricamente reales los elementos propios de los sueños siguen formando parte esencial del significado (acciones incomprensibles, contexto absurdo que aún así resulta obvio, reacciones sin sentido.. cosas que se escapan a la comprensión, hechos que requieren una explicación que permanece oculta... y a pesar de todo el conjunto adquiere sentido, como en los sueños). Igual que en Eyes wide shut, esta vez con un sobrenombre como máscara.

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