El Cine como forma expresiva y estética

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Vicky Cristina Barcelona, Woody Allen, 2008

Por indicación de Heidi acepté -por el imperativo categórico de la amistad- ver la última película de Woody Allen, director admirado hasta que me consumió la riteración... Demasiados circunloquios para tan pocas ideas. Reconozco que él mismo supo sobreponerse a ese juicio compartido por muchos y durante los últimos años realizó algunas obras sorprendente y, en algún caso, hasta sobresalientes, por supuesto, dentro de una concepción cinematográfica muy fundada en el guión (salvo en las que contó con Gordon Willis: Annie Hall, Interiors, Manhattan...)
Para juzgar ésta sería importante conocer los objetivos... Porque, vista la película, no tengo claro ese extremo. No sé si es una película promocional de la ciudad de Barcelona u otra cosa... Si así fuera, si en realidad no hubiera pretendido sino filmar un macro-spot, reconozco un resultado magnífico, en especial si la promoción tenía por objeto convencer a las jóvenes norteamericanas. Si deseáis tener una experiencia que os cambie la vida, viajad a Barcelona: en un ambiente dominado por las obras de Gaudí y Miró, os liberaréis de vuestros estrechos prejuicios, descubriréis los componentes más recónditos de vuestra sexualidad... Os acostaréis con un pintor, un escritor, un escultor... un "artista", tendréis experiencias maravillosas y regresaréis a vuestro origen hortera sabiendo que la forma de vida americana no es la más adecuada para experimentar el placer, la felicidad... la vida. En suma, si se trata de un super-spot, la obra merecería una valoración muy positiva. Viéndola recordé aquello de "Qué bonita es Barcelona, perla del Mediterráneo..." aunque lo que aparece en la película no coincide con mis recuerdos, tal vez, porque las veces que he andado por allí además de buscar a Miró y a Gaudí, también me interesaron otras cosas y, en especial, sus gentes. Las lenguas viperinas dicen que le pagaron muy bien... Será cierto.
Pero si el objetivo era hacer una buena película, el juicio es radicalmente distinto. Tiene todas las virtudes y todos los defectos del cine más manido del realizador neoyorkino. Los elementos formales del guión me han parecido algo más flojos de lo habitual: los diálogos son aceptables, aunque las locuciones en off (al menos, en la versión doblada al castellano) son manifiestamente mejorables. Recurrir al narrador para sustanciar la linealidad de un relato cinematográfico es una fórmula denostada por los "puristas"; a mí me parece un recurso como cualquier otro... Si lo valoramos desde el resultado global, todo se simplifica. En Barry Lyndon, por ejemplo, la voz en off "funciona" muy bien; lo mismo podría decir de Starship Troopers... (no se irrite nadie por el ejemplo elegido) En este caso creo que es un solución muy forzada, porque es el sustento fundamental de la narración. Nunca como en esta ocasión será tan apropiado hablar del cine como "historia filmada".
La fotografía y el montaje son, como de costumbre, correctos, sin grandes alardes creativos. Las interpretaciones... La versión doblada al castellano no me ha gustado.
Lo más interesante aparece, a mi juicio, en algunos elementos de la historia, como la defensa de una sexualidad libre como fundamento de la relación interpersonal, la expresión emotiva y la creatividad; magnífica idea que se ha tratado en alguna otra ocasión, que para ajustarla a las circunstancias actuales requeriría una película, cuando menos, más ambiciosa... y, por consiguiente, un director con otros objetivos profesionales y estéticos. En este punto, el lector habrá comprendido por qué se me ocurrió mencionar a Paul Verhoeven....
Película sólo recomendable para los incondicionales de Woody Allen y los dos actores españoles incluidos en el reparto...

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