El Cine como forma expresiva y estética

martes, 2 de noviembre de 2010

Una crítica técnica a Celda 211

Por Javier Ramírez Serrano


película.
(Del lat. pellicŭla).

5. f. Cinta de celuloide preparada para ser impresionada fotográficamente.
6. f. Cinta de celuloide que contiene una serie de imágenes fotográficas que se proyectan en la pantalla del cinematógrafo o en otra superficie adecuada.

¿Qué es el aspecto cinematográfico? Película es un término peliagudo, que no deberíamos utilizar gratuitamente cuando queremos decir largometraje. Pero al mismo tiempo un siglo de cine analógico ha educado nuestra mirada hacia una estética del grano que justifica sobradamente la confusión entre formato y obra.

7. f. Obra cinematográfica.



Celda 211 es un largometraje rodado en formato digital, y transferido posteriormente a película. Esta naturaleza bastarda complica que su aspecto nos recuerde al celuloide, pero no siendo la primera rodada en estas condiciones no debería haber tenido mayores dificultades para lograr esta meta. En cambio Celda 211 está mucho más cerca del vídeo que del cine. Sin entrar en cuestiones ajenas a la imagen, la obra de Daniel Monzón es mucho más propia de ser emitida en Telecinco a las tres de la tarde que de ser proyectada en salas comerciales.
¿Cómo es posible que un presupuesto de $5.700.000 (estimado) y un equipo profesional fuera incapaz de solventar un problema tan básico?

Leyendo una entrevista con Carles Pastor, su montadora, somos conscientes de la falta de experiencia con los archivos .r3d y por tanto de la falta de profesionalidad en su realización técnica (lo cual no evitó que, incomprensiblemente Celda 211 recibiera los Goya a mejor montaje, mejores efectos especiales, y mejor fotografía):
“() convertíamos los archivos .r3d (extensión de Red One) a Apple ProRes 4:2:2 con un programa descargado gratuitamente de la red llamado Red Rushes. Estos ficheros son los que sincronizamos y utilizamos para montar la película. En ese momento, septiembre de 2008, Final Cut cargaba y reproducía los QT Reference que genera la Red One a partir de cada archivo .r3d, pero en el timeline te pedía seleccionar Unlimited RT. En una película tan complicada, con tanta mezcla de imágenes en vídeo de varios formatos y sabiendo que tendría que hacer efectos mientras montaba (todos los monitores de las cámaras de seguridad) no me quise arriesgar a tener que estar haciendo render a cada momento y a no saber si estaba reproduciendo la película realmente a 24fps. Asi que opté por realizar la conversión a Apple ProRes. No sé si ahora mismo este problema está solucionado.”

Es más interesante aún saber que el primer ayudante de montaje, descrito como un hacha por la propia Carles fue despedido nada más terminar el rodaje:
“La película la empezó Laurent Dufreche que ha sido muy valioso para mí porque técnicamente es un hacha y ésta era una película muy complicada. Pero ya sabéis, que la última moda por parte de producción es despedir al ayudante nada más terminar el rodaje, cosa que los montadores consideramos un error tremendo. Cuando el montaje estuvo terminado, Laurent estaba ya trabajando en otro proyecto y no se pudo incorporar a la película.”
Asumimos que posiblemente quien más sabía no acabó su trabajo.


Es absolutamente increíble que tras la enorme lista de exitosas producciones (visualmente hablando) realizadas con Red One, la ganadora de ocho Goyas resulte la más torpe y menos cinematográfica.
El secreto de sus ojos perdió una batalla incomprensible en las categorías técnicas, pues es evidente el buen hacer del equipo de la coproducción hispano-argentina, con la mitad de presupuesto $2,000,000 (estimado) y también rodada en Red One.
Y no sólo porque El secreto de sus ojos es capaz de engañarnos, de hacernos pensar que lo que vemos es cine de verdad (celuloide) sino porque su complejidad técnica y el uso del lenguaje visual cinematográfico es infinitamente más potente y elaborado (al plano secuencia del estadio me remito http://www.youtube.com/watch?v=hffLoBKeHWk )

Pero es aún más increíble que realizadores no-profesionales y alejados de los circuitos cinematográficos parezcan ser capaces con mayor facilidad de sacarle partido a una cámara que ya se ha convertido en un estándar de la industria.

This place I hurt to be. Ayz Waraich 2010
http://www.vimeo.com/13194408

En cierto sentido Celda 211 nos permite pensar que no sólo producciones como Fuga de Cerebros, o Pagafantas, han acercado la televisión al cine por su elenco actoral y su planteamiento de telefilm, sino que la estética televisiva también se ha hecho hueco en las salas, no sé si por torpeza, o con la intencionalidad de acercar la imagen familiar de las producciones de televisión a las butacas.
No olvidemos quién está detrás (Telecinco).

“A la cultura por el entretenimiento” David Matamoros, Zentropa.

El cine es técnica y antes de pensar en nuevos modelos de producción que nos acerquen al sistema norteamericano quizá tendríamos que preguntarnos si acaso tenemos los medios para enseñar a trabajar de manera profesional.
Asumiendo la llegada de las tecnologías digitales a la industria quizá deberíamos preguntarnos si realmente todavía sabemos hacer cine.

Referencias:
http://www.red.com/
http://www.finalcutpro.es/2010/02/entrevista-mapa-pastor-y-el-montaje-de-celda-211-con-final-cut-pro/
http://www.elcultural.es/version_papel/CINE/27798/Revolucion_en_las_productoras
http://www.imdb.com/title/tt1305806/
http://www.imdb.com/title/tt1242422/

1 comentario:

  1. Javier Mateo Hidalgo12 de noviembre de 2010, 18:21

    Es interesante este planteamiento acerca del cine-televisivo. Desde los inicios de la televisión (años treinta) ha habido un cierto miedo por parte del cine como espectáculo, a ser sustituído por el otro formato donde no era necesario salir de las casas para disfrutar del espectáculo. Creo que el cine puede continuar seguir siendo rentable siempre que se apuesten por fórmulas inteligentes de explotación que lo sitúen como diferencia con respecto al otro medio.
    Vivimos una época en la que se ha apostado por un cine impactante basado en fórmulas grandilocuentes en las que se menosprecia la "literatura" o la misma estética. Los efectos especiales o las fórmulas de captación de masas han sido siempre algo dañino para la promoción de otras vías de expresión...

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