El Cine como forma expresiva y estética

domingo, 13 de febrero de 2011

La noche del subcine español, a la sombra de Buñuel


Dentro de unas horas se va a celebrar "la entrega de los Goyas" (o "los Goya") en ese teatro situado frente al Palacio Real, para alarde de aristocrático republicanismo, con el patrocinio del ministerio de cultura (con minúsculas) y otras entidades operativas gracias a los impuestos sustraídos a los ciudadanos "del común", incluidos tontos y listos, votantes y abstencionistas, funcionarios y trabajadores del metal o la construcción, creadores apadrinados y diletantes...
Los profesionales de los medios publicitarios y de manipulación (no se les puede llamar periodistas para no ofender a quienes viven de informar) estarán muy atentos para realizar los espectáculos adecuados a sus fines. Los premios no tienen importancia; lo relevante, para unos, está en el espectáculo glamuroso de sus ídolos de purpurina dorada con olor a naftalina y Anís del Mono, que intentarán acreditar sometimiento a los modos del Kodak Theatre. Para otros, lo primordial sucederá fuera, en la manifestación convocada por los sectores cabreados por la aprobación de la ley Sinde, testimonio monumental de por dónde caminan los intereses políticos que merodean alrededor de la Cultura española. Buenafuente, ciego de éxito, proporcionará cuerpo a la ceremonia "académica", diseñada por el genio de Valle-Inclán. El público permanecerá sentado en sus butacas de espaldas a los productos de Interés Cultural para atender a los proporcionados por la institución dirigida por ese tipo agradable e ingenioso, admirador de Tarantino, que lleva muchos años haciendo "cine" sin saber lo que es un guión... siguiendo la pista a la idea de algarada surrealista consagrada por Buñuel en Viridiana.
Año tras año, la ceremonia ofrece al curioso la esencia de la industria cinematográfica española, raquítica y dominada por una endogamia que viene de lejos, de cuando a un tal Jaime de Andrada (alias de "don Francisco") se le ocurrió emplear los fondos del Consejo de la Hispanidad para convertir las pantallas en instrumento "educativo" e "informativo", supeditado a la intención de explicar a propios y extraños por qué había teñido de rojo y negro la geografía peninsular...Es posible que la idea pareciera magnífica a sus asesores azulados, porque de ese modo se daba un empujón a la todavía incipiente estructura industrial del cine español...
Han pasado setenta años y esa estructura sigue ejerciendo el parasitismo de casta, se sigue apoyando en el dinero público que sólo llega a los grupos apesebrados (estructura endogámica), y, salvo en situaciones excepcionales, continúa produciendo obras de calidad manifiestamente mejorable, que sólo se entienden conociendo el trasfondo de apariencias sobre el que se apoyan. Son películas, por lo general, de estructura argumental patética, entre las que domina la pretensión estúpida de rectificar la historia reciente, con guiones malos o muy malos, interpretaciones lamentables.. en las que apenas se salva la fotografía...
¿Y a esto le llaman "industria cultural"?. No, señora ministra, en Viridiana la creación cultural no estaba en el comportamiento representado de la mendicidad española, sino en la obra de un tipo con talento que venía de México y acabaría marchándose a Francia, llamado don Luis Buñuel. No, señora ministra, esto no es cine; como mucho, "subcine" (cine subvencionado), subproducto cultural asociado a la superestructura (como el que hacía Franco), que no tiene otra razón de ser que el respaldo recibido desde el poder por decisión de unos políticos que, desde la calle, percibimos como un grave problema nacido de la conjugación de los factores heredados de tiempos franquistas: la incapacidad de quienes alcanzan el poder lamiendo culos y la avaricia de los parásitos (especuladores y comisionistas). ¡Magnífico retablo para la cámara orgánica del personaje interpretado por Lola Gaos en Viridiana!
Por fortuna, todos los años hay algunas películas que se desmarcan de la imagen "buñuelesca"... y proporcionan argumentos a los dioses, siempre proclives a la benevolencia... Este año, además de los cortos que pasarán desapercibidos, hay dos película que escapan de la incuria general, aunque estén lejos de alcanzar niveles de calidad excepcionales: Pa Negre y Buried. Ambas acreditan, por caminos diversos, lo que es del dominio público: en España hay talento sobrado para substancias una corriente creativa con buena proyección... si no la "reorienta" la estrategia comercial del señor Berlusconi hacia los mercados de consumo masivo.
¡Lástima que no exista en la esfera política española nadie con inteligencia y categoría personal para entenderlo!
Dicen que en España no sucederá nunca lo que ha ocurrido en Túnez o Egipto... ¿Seguro? Lo que apreciamos en la gestión política del cine da para reflexionar: políticos ineptos y/o corruptos, creadores jóvenes desmoralizados, elevadísma tasa de paro, sector de apesabrados llenándose el bolsillo a costa del contribuyente, sometimiento a intereses extranjeros... Sólo veo una diferencia: aquí no nos reunimos todos los viernes en las mezquitas ni los domingos en las iglesias... Ese pequeño detalle les va a salvar el culo.
Seguimos siendo un paraíso para la socarronería surrealista de don Luis.

2 comentarios:

  1. Habría que añadir, ahora tras la gala, el "talento genial" de Jimmy Bunt, ese señor de barretina en mano que ya se estrenó en Eurovisión haciendo de "algo pequeñito" algo "inverosimilito".
    ¡Viva Buñuel!

    ResponderEliminar
  2. Lo mejor del evento: la aportación del tipo ese de la barretina que, progresivamente, se está ganando mis simpatías. Para ser un acto concebido para proporcionar notoriedad a la industria española -con cargo al contribuyente- resulta alucinante el carácter de las dos películas triunfadoras: la una rodada en catalán y la otra en inglés... ¿No es para partirse de risa?

    ResponderEliminar