Por Matilde Ruiz Fraile
El curioso caso de Benjamin Button (2008) es la historia de una persona que nace anciana y se va volviendo cada vez más joven. El director David Fincher (Zodiac, El Club de la Lucha) nos muestra un cuento de hadas al estilo de Big Fish de Tim Burton.
Con un guión del taquillero Eric Roth (Munich, Forrest Gump) para un Brad Pitt en plena forma, que da vida a Benjamin Button, un anciano para el que el tiempo corre a favor, y un joven al que se le termina el tiempo.
Lo anormal del discurrir de la vida del protagonista y su rejuvenecimiento, no despierta demasiada sorpresa a los personajes que van apareciendo a lo largo de la historia, todos los cuales comparten un grado de peculiaridad que les hace conformar la diferente realidad del protagonista y darle aire de cuento.
Durante los 167 minutos que dura el film vemos una serie de personajes y situaciones que nos remiten a la historia del siglo XX, y con continuas alusiones a la sociedad norteamericana de las diferentes décadas. Coincidencia, casi graciosa, es la utilización del marcado estilo Amélie (2001) de Jean-Pierre Jeunet para narrar un suceso de la trama que tiene lugar en Francia.
Al estilo de muchos otros cuentos llevados al cine la historia comienza con el dialogo de una persona mayor a otra más joven, como en la película televisada hasta la saciedad La Princesa Prometida (1987) dirigida por Rob Reiner. Tanto esta introducción como la mayoría de las similitudes con Forrest Gump (1994) son incorporaciones del guionista Eric Roth sobre el breve relato en el que se basa el film: The Curious Case of Benjamin Button del escritor norteamericano Francis Scott Key Fitzgerald, disponible en inglés íntegramente online:
http://xroads.virginia.edu/~HYPER/Fitzgerald/jazz/benjamin/benjamin1.htm
Mención especial merece el papel de la protagonista femenina: Daisy. Interpretada por Cate Blanchett, este personaje además de aportar múltiples formas de sexualidad: diferentes edades y diferentes sexos. Ejemplifica la liberación de lo femenino del yugo de lo masculino dominante, facilitado por una carrera profesional habilitante a tal efecto.
El conjunto de sucesos y personajes, aunque hilados de una manera poco original y demasiado lineal, para una historia que tiene como eje principal de su trama una inversión del tiempo en su protagonista, no es suficiente para no poder disfrutar de este cuento con toques de amargura, pero siempre sostenida.
Como curiosidad dejo este texto que lleva tiempo circulando por Internet, atribuido al dibujante Quino y muy relacionado con la película:
“La vida según Quino…Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero para salir de eso de una vez. Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí. Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación. Luego fiestas, parrandas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estés listo para entrar a la secundaria…Después pasas a la primaria y eres un niño que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo…Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo…¡¡¡ESO SÍ ES VIDA!!!”
http://www.collegehumor.com/video:1897317
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