El Cine como forma expresiva y estética

martes, 9 de febrero de 2010

DESGRACIADOS

Por Javier Ramírez Serrano.

Sobre Schastye de Aleksandr Medvedkin y A Serious Man de Joel y Ethan Coen.

75 años son muchos, y si hablamos de cine, son toda una historia. Pero como por suerte o por desgracia quienes hacen las películas siguen siendo humanos, las cosas no han cambiado tanto.

En 1934 se estrenó Schastye de Aleksandr Medvedkin, "comedia" muda sobre cómo (o cómo no) obtener la felicidad. Protagonizada por un personaje desgraciado y un poco tonto que nos demostraba una y otra vez que las buenas intenciones no llevan a ningún sitio, y que mas vale ser espabilado y un poco cabrón para que la cosa funcione.
En 2009 se ha estrenado la última película de los hermanos Coen (aunque con el ritmo que llevan casi no hace falta decir fecha), A Serious Man, donde, en un contexto judío americano a finales de los años 60 se nos presenta a un personaje, Larry, a quien la desgracia llevará al desastre de forma patética, exagerada y especialmente ¿divertida?.

Relacionar ambas películas no es una cuestión de influencias (a saber si los Coen acaso conocen la obra de Medvedkin) si no de coincidencias divertidas, y sobre todo, lógicas.
Cuando ambas obras tratan de manera directa sobre la desgracia, y especialmente sobre la figura del desgraciado, es sencillo que aparezcan una y mil similitudes.


A Serious Man es una obra especialmente pasada de rosca, exagerada, y excesiva. Una especie de caída en picado, de hecho esta es una de las grandes diferencias entre ambas películas. En la cinta de los Coen partimos de un punto de felicidad moderna representada por el concepto de estabilidad. Un buen puesto de trabajo, un buen sueldo, una mujer y unos hijos, una casa (el caso es tener)... Y a partir de ese punto todo va a peor y sin frenos, abriendo en canal por el camino de forma poco seria la sociedad judía americana a finales de los sesenta.
En cambio, Schastye empieza en desgracia y acaba en desgracia, y su personaje jamás dejará de ser desgraciado independientemente de la "suerte" que pueda llegar a tener.


Es interesante ver como en ambos casos la mujer es un personaje mucho más espabilado que el hombre, más fuerte y con más iniciativa (qué casualidad). Los principales roles se repiten, encontrando también al personaje triunfador que siendo un caradura ejemplifica cómo ser efectivo en cuestiones de "felicidad".
Y en ningún caso obtendremos un final con el que irnos contentos a casa, ¿o sí?

Lo interesante es que a pesar de ser especialmente pesimistas se fundamentan en un punto básico con respecto al origen del humor, la mofa. Nuestros protagonistas están ahí para que nos riamos de ellos, demuestran una realidad parcial que aunque nos afecte nunca hará que nos identifiquemos de manera dramática. Ambas historias generan risa sana y cruel, y resumen a la perfección lo que Art Spiegelman contaba en una historieta sobre los orígenes del humor.

Los problemas financieros, amorosos o laborales afectan de la misma manera a nuestros dos personajes, quienes por mucho esfuerzo que ponen son incapaces de sobrellevar la situación, pues es insostenible en su exageración.
Y precisamente lo exagerado/increíble/excesivo puede hacer que ambas se tornen de graciosas a incómodas o incluso pesadas, porque por encima de ser películas son chistes, y los chistes no siempre hacen gracia.

5 comentarios:

  1. Fenomenal la tira cómica de Spiegelman... Lo cierto es que tiene una forma muy característica de decir las cosas a las claras (pudiendo llegar a resultar ofensivo, escudándose tras el humor infinito que se le supone al lector, aquel con el que debe de tomarse todo tipo de cosas). Y es que, del humor a lo terrorífico, hay muy pocos pasos.

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  2. Aprovechando la entrada... Me parece una de las peores películas de sus autores. Si continúan por esta línea acabarán en la banda de Moebius, como W. Allen.

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  3. Es cierto que no es precisamente una obra maestra (pero yo me reí, como con un relato de humor negro de esos que vienen en recopilaciones). Ahora, y retomando un debate que saltó cuando yo estaba en tu clase el año pasado (y del que hay sobradas entradas más abajo) me parece infinítamente mejor que la anterior "Quemar después de leer". Aún más tonta si cabe.

    Respecto a Moebius... Woody Allen... ¿un mínimo desarrollo? es que estoy espeso.

    Un saludo.

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  4. Me refiero a que siguen hablando de lo mismo, sin solución de continuidad, añadiendo matices excesivamente manidos.
    W. Allen redescubrió la "accidentalidad" en Mach Point (2005), cuando fue uno de los asuntos más "tocados" por Sir Alfred Joseph Hitchcock y cuando los Coen lo habían incluido en casi todas sus primeras obras.
    Creo que los Coen se han encelado excesivamente con las debilidades de la sociedad USA y, en este caso concreto, han particularizado tanto la crítica, que es difícil extraer conclusiones relevantes (argumento débil). En Quemar después de leer ofrecían un panorama algo más extenso... más interesante. Sin haber indagado demasiado, yo diría que estamos ante un guión algo más flojo que los de las dos películas anteriores... ¿Alguien tiene documentación fresca sobre la realización del guión?

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  5. Pues ni idea la verdad. Lo único que sé/imagino es que esta última la han realizado con más tiempo y detenemiento que Quemar después de Leer que la escribieron en pleno rodaje de No es País para viejos.

    Por otro lado y aunque no venga mucho a cuento. Me parece que el azar ya lo trató bastante bien (aunque no de manera tan explícita) Antonioni en Blow Up, y aunque sean coincidencias exclusivamente veo muchas similitudes y coincidencias entre esta y Match Point, lo cual es bastante gracioso la verdad XD.

    Un saludo.

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