En la filmografía de Antonioni, Blow up marca un punto de inflexión importante, porque sigue al llamado "grupo existencial" (tetralogía existencial o existencialista) del cineasta italiano y define una propuesta nueva, de mayor proyección comercial que las anteriores. Dicho grupo lo formaban: La aventura (1960), La noche (1961), El eclipse (1962) y El desierto rojo (1964). Desde los resultados, parece que la propuesta no tuvo mucho éxito... La segunda película que hizo en esa línea cuatro años después (Zabriskie Point, 1970) fue "uno de los desastres más extraordinarios en la historia del cine moderno".
La fotografía.
Carlo di Palma, que trabajó con Pasolini (Desierto rojo), con Bertolucci (Tragedia de un hombre ridículo) y, más tarde, con W. Allen, aporta uno de los elementos de mayor calidad, en ocasiones, reducida por localizaciones o ambientaciones poco afortunadas.
El guión
El relato de Cortázar, centrado en reflexiones sobre la identidad, el continuo o discontinuo temporal, la realidad, lo percibido, se resume en una historia acaso demasiado ambiciosa con un inconveniente obvio y paradójico: el escaso desarrollo del guión (paradójico, porque hasta la realización de esta película, Antonioni había firmado guiones muy aceptables). En la película aparecen referencias cinematográficas, arquitectónicas, musicales, de diseño de modas, pictóricas en cantidad superior a las posibilidades de captación del espectador medio.
El ritmo
Es la parte más débil de la película, aunque mantenga atento al espectador mediante recursos eróticos de cualidades atenuadas, seguramente, porque los productores estaban pensando en evitar problemas con los códigos morales norteamericanos. Vista hoy sin conocer los códigos implícitos (existencialismo, estructuralismo), puede resultar insoportable. Si tenemos información sobre ellos, todo cambia y la película se convierte en un relato perfectamente estructurado, de cierto interés estético (según gustos).
Referencias importantes
Antonioni está más pendiente de sintonizar con R. Barthes, Sartre, S. Beauvoir (“Las personas felices no tienen historia”), W. Benjamin (etc) que con el relato de Cortázar, del que apenas toma la anécdota de la cámara fotográfica y las reflexiones periféricas del arranque, transformadas en un discurso abierto, con demasiadas concesiones al movimiento mod y al arte de vanguardia, que se concreta en la alusión al "brutalismo" (término de difícil traducción) arquitectónico, a las vanguardias estéticas y al teatro (mimo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario