De toda la filmografía de Stanley Kubrick, me pareció especialmente interesante analizar ésta película en concreto. Los elementos de un cine más comercial se juntan con el Gen S. K. hasta llevar a una pobre familia al interior de una novela de Stephen King.
Con un guión muy depurado, Kubrick crea una tensión que se mantiene los 114 minutos de película. En éste aspecto estoy especialmente intrigada porque, aunque el filme es un espectáculo de fórmulas de producción del cine; no deja de ser una película con carácter comercial. Es de calidad, pero a fin de cuentas está destinado para su consumo en masa. Y ahí me lleva a la gran duda. ¿Cómo evaluar ésta película? Las comparaciones son odiosas. Si se trata de analizarla en torno al resto de la filmografía de Kubrick, de ninguna manera estaría en los primeros puestos. Quizás por la falta de inquietudes en torno a la experiencia humana que si se describen con más riqueza en otras películas. Pero estamos hablando de un director con un nivel muy alto.
Si se recuerdan películas de similares características a El resplandor, pero de otros directores. Teniendo en cuenta la calidad se situaría en los primeros puestos, no solo por los elementos cinematográficos, también por el guión. Es una de las películas más inquietantes de su género. Y además es una película con ambiciones.
Digresión. LA AMBICIÓN. ¿Qué es mejor? Una película desarrollada correctamente, que ni aporta ni quita, en definitiva, una película de manual, o una película que tiene fallos, cómo movimientos raros de cámara o elementos que se van un poco de ángulo, pero que tiene un gran interés porque aporta el pensamiento de un director o una nueva forma de narrar el cine. Cómo creadora no experimentada y de mente un poco inquieta me gustaría acercarme a ésta segunda solución. Pero también es verdad que cuando alguien se salta el manual, y encima le sale mal, a un espectador que está mirando los elementos que configuran la película, le duele más que si la película no le aporta nada. Fin de la digresión.
El desarrollo de planos es muy rico y bien articulado. Con secuencias que ayudan a mejorar el suspense. Aunque sin llegar a estrés que, por ejemplo, se genera en la primera parte de la Chaqueta Metálica.
El tema de la interpretación es irregular, pues los recursos van desde un insuperable Jack Nicholson hasta un niño pequeño. Lo que sí es especialmente escabroso, es todo lo relacionado con la versión española, no sólo ya el doblaje, puede que el peor producto que lleva la firma de Kubrick. Especialmente desastrosa Verónica Forqué haciendo la voz de Wendy para el público hispanoparlante. Sino los cortes en el montaje. Se pasan de 147 minutos en la versión original, a los 114 de los españoles. Supuestamente a petición del propio Stanley.
También especialmente interesante las relaciones que se establecen entre el libro y la película. Por un lado nos encontramos ante Stephen King desarrollando una compleja trama dentro de su estilo de narración. Personajes que viven más tiempo encerrados en sí mismos, que en el mundo que les rodea. La mayor parte de la intriga de El Respaldor de King se produce en los monólogos de los personajes, y cómo el lector va intuyendo desde el primer capítulo cómo acabará la historia. ¿Cómo resolver ésta misma intriga en el cine? Con Jack Nicholson corriendo con un hacha durante la última media hora de la película. Esto evidencia lo diferentes que son el cine y la literatura. Por escrito es imposible mantener la intensidad que tiene la persecución final. Esto se articula con planos, montaje y banda sonora. Elementos que no tiene la literatura. Del mismo modo, que sería soporífera una película de monólogos interiores y personajes estáticos. Sin embargo, los elementos que considero que le faltan a la película de Kubrick sí que los tiene el libro. Se podrían haber incluido algunos elementos de más profundidad a los personajes, en vez de recoger únicamente el escenario y la “máscara” de Wendy, Jack y Danny. El resultado es hilarante: es imposible no reírse en algunas secuencias de la película, y más si se hace un visionado que no sea el “piloto automático”. Esto es el elemento principal que baja el nivel cinematográfico de la película.
Por consiguiente, con El Resplandor nos encontramos ante una película de visión obligatoria, y un buen ejercicio de análisis de elementos que configuran el cine, por lo obvios que se muestran en ocasiones.
A mí me parece que esta sí es una de sus mejores películas, como arte y no como producto ni como ejemplo del comportamiento humano ni nada de eso, la vi en hbogo recientemente y siempre me parece que es más una obra de arte que demuestra que el director entendía a las personas y lo demuestra haciéndonos incomodar y asustar, a pesar de ser una película con una historia llana.
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