El Cine como forma expresiva y estética

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Der Himmel über Berlin / El cielo sobre Berlín

Por Alba Luengo Ortiz
Preguntas sin respuesta, sensaciones y sentimientos comunes…“¿Por qué yo soy yo y no soy tú? ¿Por qué estoy aquí y no estoy allí? ¿Cuándo empieza el tiempo y dónde termina el espacio? ¿No es la vida bajo el sol un mero sueño? ”.
Repleta de filosofía trascendental y con una poética narrativa extremadamente cuidada, se muestra ante nosotros una película de argumento sencillo pero contundente que recapacita sobre la existencia mundana.Dirigida por Win Wenders en 1987, enfoca a la nación alemana y la sitúa en el punto de mira… el ángel dorado de la paz…el muro derribado dos años después de su estreno.
Reflexiones…decenas de pensamientos breves, concisos, banales, importantes… cosmopolitas…divergentes lingüísticamente según el origen del personaje. Actores casi desconocidos a excepción Peter Falk (Colombo) haciendo de sí mismo; pero con una gran trayectoria teatral, como es el caso de Bruno Ganz.
Con una fotografía cuidada a dirección de Henri Alekan, aunque en ocasiones forzada y con picados sibilantes (sobre todo en las tomas aéreas) que desequilibran el ritmo narrativo.
La música nos guía por el denso y exhaustivo análisis psicológico de los viandantes, que fluye lentamente durante los 127 minutos de duración, a través de las calles y avenidas berlinesas, marcadas aún por restos de la Segunda Guerra Mundial.

Edificios que sirven de burbujas del conocimiento, refugios para todo ser humano independientemente de su condición social, racial o edad, como la Biblioteca Nacional del arquitecto Hans Scharoun.
La coexistencia de tomas cromáticas y acromáticas en el film amplía el abanico de fórmulas de captación perceptiva. La reducción tonal como decadencia de la cultura, cromofobia en estado puro que borbotea colores fugaces, que descubre uno de los ángeles, Damiel: “¿Esto es rojo?” comparando la sangre con la vida cuando adopta su condición de mortal. Una historia de amor duotonal que se transforma en una paleta cromática. Un ángel mortal que se enamora a su vez de un ángel, una mujer que porta un mero disfraz.
Película compleja, repleta de metáforas y alusiones a la cultura alemana y francesa (de ahí su coproducción) que intenta unificar la existencia humana huyendo de cualquier tipo de catalogación maniquea, con una connotación de igualdad. Insoportable por su excesiva conceptuosidad pero todo un deleite visual y sonoro.

2 comentarios:

  1. María Penalonga Ramallal19 de noviembre de 2009, 23:00

    Una película de excelentes imágenes, con vistas aéreas de Berlín, picados y contrapicados exquisitos, acompañados de cuidados encuadres.
    Diálogos que reflexionan sobre la vida, el ser humano… acompañados de un tono poético.
    Lleno de planos generales y medios (planos detalle y primeros planos, solamente en momentos contados), que generan importancia a los escenarios en los que se va desarrollando la historia (biblioteca, circo…) acompañados de un movimiento de cámara, donde el espectador parece que está dentro de la historia y sus ojos son la propia cámara.
    El color cobra una especial importancia, al ser en blanco y negro la visión de los ángeles, exentos de sentimientos; mientras que los mortales ven en color, sienten y padecen.
    En cuanto a la música es una fiel protagonista de la historia, creando intriga con acordes de larga duración en oposición con los pizzicatos.
    Un momento destacable de gran tensión visual es la actuación del “ángel” en el circo, gracias a la música, las claves bajas de luz, sombras, picados y contrapicados.

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