El Cine como forma expresiva y estética

sábado, 21 de noviembre de 2009

JOHNNY COGIÓ SU FUSIL

Por Megan Pfeiffer

Gran película antibélica, basada en la novela con el mismo titulo “Johnny got his gun”, escrita por Dalton Trumbo en 1939, y dirigida también por el, en 1971.
Dalton fue un personaje, bastante contradictorio al idealismo norteamericano. Su primer error fue inscribirse en el Partido Comunista, lo cual, trajo bastantes visitas del FBI, interesados en que Dalton les diera información sobre el Partido y sus integrantes.

La novela tampoco le hizo demasiado popular que digamos , puesto que en el momento (1939), lo importante era la guerra, y esa misma razón fue la que provoco que no se publicara mas el libro, hasta el fin de la guerra.
La novela y la película narran la historia de un joven estadounidense, que tiene que luchar en la I Guerra Mundial, con la mala fortuna que una de las bombas que lanzan los enemigos le mutila por completo, dejándole sin extremidades y sin rostro. Lo único que sigue en perfecto estado es su mente.
Magnifica forma de comenzar la película. La música e imagen hacen que sientas la guerra, lucha , poder , hasta tal punto, que te hacen creer que la guerra es grandiosa, casi una necesidad para la humanidad.
Desde el comienzo de la película el espectador se siente bastante inquieto, primero por el silbido de una bomba a punto de tocar el suelo, por el leve sonido de un hombre respirando.
La primera imagen (en blanco y negro), te sorprende, te encasilla en un sitio de donde no se pude salir. Tres hombres enmascarados nos miran fijamente, lo único que se ven son los ojos. En un principio no se reconoce para nada que son médicos, sino más bien, nos recuerdan al enemigo, que ha conseguido acorralarnos. Gracias al dialogo que tienen, vamos comprendiendo lo que ha sucedido.

Sabemos que el protagonista ha pasado por una operación durísima, tras haber sobrevivido a una bomba, el cual se ha destruido sus extremidades, y todos sus sentidos. Vive, pero ¿en que condiciones?
Inquieta especialmente que no podamos ver el rostro del mutilado en toda la película; no hay forma de conocer su horror. Lo único que nos da pistas, es su voz en “off”. Y lo que es mas intenso y terrorífico para el espectador, es que el mutilado, recuerda su vida, una historia completamente normal y feliz. Aun no sabe que forma parte de un sueño. Es tan normal, que es en color, el blanco y negro se deja para su pesadilla.
Algo horrible para cualquier ser humano, es el no poder distinguir lo que es un sueño y lo que es realidad. Para cualquier persona, conocer la diferencia es un acto innato. Cuando estamos soñando tenemos la capacidad de demostrarnos a nosotros mismos que, en efecto es un sueño.
Para nuestro mutilado, no es tan fácil. En una de las escenas, le pregunta a Jesús (Donald Sutherland) si le puede ayudar, para saber como distinguir entre los sueños y la realidad. Jesús le dice que hay muchas formas, por ejemplo, mover los brazos, obligarse a uno mismo a abrir los ojos, o incluso gritar para despertarse. Pero después de cada sugerencia el mutilado le recuerda que no tiene la posibilidad de hacer ninguna de esas cosas. Jesús, con cara de preocupación contesta que, en ese caso ni Dios mismo le puede ayudar.
Verdaderamente escalofriante. Lo último que se pierde es la fe. ¿Qué pasa cuando la fe te da la espalda?
Recuerda su vida, y los últimos momentos con su familia antes de ir a la guerra, los sonidos, las paredes cargadas de imágenes, las últimas caricias.
Poco a poco, es capaz de sentir cosas, lo que puede con lo que tiene, y por un momento se siente feliz. Puede sentir las vibraciones, distinguir personas, saber si es de día o de noche, incluso las estaciones del año. Su mente comienza a funcionar de forma distinta, tiene que crear un mundo nuevo, con personajes y lugares, con las que, en una vida normal, no se encontraría jamás.
Las imágenes son terroríficas, pero ese terror se completa cuando se añade la voz del mutilado, con lo cual, hay que tener en cuenta la interpretación. La imagen sin sonido, se ve, normal, se ve una imagen con belleza en las luces y las sombras que prestan el blanco y negro, pero, con lo que se obtiene el objetivo de la película, es sin duda con el dialogo y la forma en que se usa.


Junto con la buena utilización de la imagen, deberíamos prestar atención a lo que nos cuenta el guión.
Desde el principio, la película nos dice que la guerra es mala. El mutilado desde su posición, desde sus posibilidades, busca en su mente una solución. Pregunta a su familia, pregunta a su fe, ninguna de estas le sirve.
Cuando consigue comunicarse con el mundo exterior (por el código Morse), y contar al mundo su historia, se lo impiden, ¿Cómo podrían dejar a ese hombre enseñar lo que en realidad hace la guerra? El mutilado (como él mismo dice en la película), es una verdadera maravilla. No es una criatura, no es un monstruo que ha creado Dios, sino que ese deshecho, ha sido creado por el Hombre. Una feria sería el lugar apropiado. Incluso una persona mutilada, puede llegar a ser feliz, con lo poco que puede obtener.
Pero si no hay otro fin, el único fin es la muerte, pero claro, eso tampoco se lo pueden dar, tienen una moral que tienen que seguir. Una “moral” bastante conveniente para la situación en la que se encuentran.

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