El Cine como forma expresiva y estética

jueves, 2 de junio de 2011

Madadayo


Por Yui Taniguchi

La última película de Kurosawa cuenta la historia de un profesor muy querido por sus antiguos alumnos. Tan querido, que éstos no dudan en ayudarle en todo lo que pueden tras su jubilación. Además de celebrar su cumpleaños organizando fiestas en las que cada vez se suman más personas entre hijos, nietos...


No creo que esta sea una película que muestre simplemente la veneración que sienten los alumnos por un profesor. En la época en la que transcurre la película, no era extraño el trato respetuoso pero cercano entre un profesor y sus alumnos. Pero tampoco puede decirse que una relación tan intensa fuera lo más común. 
El juego de palabras que da nombre a la película, “¿Mou iikai?” (¿Estás listo?), “Maadadayo” (Todavía no); proviene no sólo de la pregunta y la respuesta que se hace en Japón cuando se juega al “escondite”. Aparte de preguntar si ya está listo para dejar este mundo, y responder el profesor, diciendo que aún no; las letras con las que se escribe el nombre de la celebración, el “Maadakai”, son letras utilizadas para escribir los nombres de dos deidades budistas. Marishiten, reina del cielo, a la que rezaban los samurai para vencer en sus batallas, y más tarde los comerciantes de la era Edo para aumentar sus ganancias. Y Amida, deidad destacada en el budismo a la que se le asocia la longevidad. En la versión doblada al español sólo se menciona brevemente esto, pero me parece un detalle interesante. La versión original tampoco explica el significado de cada deidad, pero la mayor parte de los japoneses en aquella época conocían a estas divinidades e imagino que conocerían sus atributos generales. Sobre todo de la segunda, por su posición destacada dentro de la mitología budista. Hay además, otra referencia a la longevidad en el cartel que decora el vestíbulo de la nueva casa del profesor. El significado de las letras en éste sí queda explicado, ya que incluso en japonés es una expresión poco común que no todo el mundo sabría leer.


He leído críticas en las que se interpretaba la película como un reflejo de sí mismo de Kurosawa, aparte de ser un homenaje al escritor Hyakken Uchida. Tal vez sea por eso por lo que la película acaba teniendo momentos sentimentales en exceso y el carácter del profesor parece algo más blando de lo que creo que pudo ser en la realidad. El comportamiento excesivamente noble y amable de algunos personajes es quizás también una demostración de nostalgia por los antiguos valores, anteriores a la derrota en la Segunda Guerra Mundial, que tenía Kurosawa en el momento de realizar la película. Muchos japoneses siguen pensando que tras el período de postguerra se perdieron muchos valores humanos debido al afán de recuperación económica y su posterior éxito, dando lugar a una sociedad fría, excesivamente enfocada al consumo. En palabras del propio Kurosawa “Hay algo muy valioso, pero que se ha olvidado: el envidiable mundo del cariño.”

1 comentario:

  1. tiene razón Kurosawa: se ha olvidado el envidiable mundo del cariño. Saludos.

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