Deseo, Peligro (Lust, Caution) es una película de Ang Lee basada en la novela homónima de la novelista china Eileen Chang. Se trata de una historia sobre espionaje enmarcada durante la Segunda Guerra Chino-Japonesa, entre los años 1937 y 1945, años en los cuales el imperio japonés trataba de ampliar territorio arrebatándoselo a China.
La película ha sido muy cuidada, la ambientación y la atmósfera acogen al espectador desde el primer minuto, hipnotizándolo. Llama la atención el modo denso y lento del transcurso de la historia, que acrecienta el clima de tensión argumental dejando al espectador indefenso ante las casi tres horas de duración sin apenas darse cuenta, dándole las claves para disfrutar de toda clase de sutilezas en la actuación, como juegos de miradas, silencios llenos de tensión o el propio paso del tiempo, aderezado todo con una banda sonora delicada y apasionada.
El ritmo tiene una estructura regular en la que hay picos de tensión a lo largo de toda la película; escenas emocionantes y grandiosas enfrentadas con momentos de soledad aplastante, abarcando de lo general a lo concreto y dejando muy claro los sentimientos de cada personaje en todo momento.
Lee comienza la película con un collage de planos en los que aparece la protagonista con otras tres mujeres jugando al Mahjong (Antiguo juego chino, sobre el que circulan algunas leyendas, una de ellas es que fue inventado por Confucio alrededor del año 500 a.C. representando en los caracteres de las fichas benevolencia, sinceridad y piedad filial). Los movimientos de cámara atrapan los ojos del espectador, destacando la fotografía de gran calidad que veremos a lo largo del film.
Nos encontramos dentro de un flashback, siendo éste usado como un recurso útil para retener el ritmo de la narración y aumentar el interés del público, para así sorprenderlo, ya que en una historia lineal el espectador puede prever el devenir de los acontecimientos.
Se trata de una película mimada hasta niveles insospechados; un guión perfectamente construido, unos escenarios de lujo, una historia llevada de la mano de una interpretación comedida, y para rematar, una banda sonora sinuosa que sumerge al espectador en un viaje en el tiempo y lugar, introduciéndole en un clima de guerras y revoluciones.
A pesar de haber sido milimétricamente construida, apenas llaman la atención ciertos anacronismos, como por ejemplo la utilización de vehículos que en los años treinta ni siquiera habían sido construidos, como los clásicos taxis londinenses Austin FX3 y FX4, que son de 1948 y 1958 respectivamente.
Se caracteriza por la sutileza reinante en gran parte de la cinta, incluyendo varias escenas de sexo explícito tratadas desde un punto de vista íntimo y poético a pesar de estar mostrando el catálogo completo del kamasutra. Por otro lado sorprende la crudeza de algunas escenas de violencia, aunque bien es verdad que a pesar de resultar chocantes, están totalmente edulcoradas si son comparadas con escenas pornográficas de Von Trier, o violencia de Tarantino por ejemplo.Sobre la interpretación,Tony Leung, el habitual protagonista de las películas de Wong Kar-Wai, cambia de registro y sorprende en el papel del áspero agente colaboracionista, destacando que compaginó el rodaje de este film con el de “Confession of pain”.
La debutante Tang Wei, impecable, se declara totalmente integrada en la temperatura de la película y desarrolla un papel difícil que consigue dominar a la perfección.
Se intuye que Ang Lee parece bastante interesado en centrar la atención de sus películas en la relación entre dos personajes aparentemente opuestos y en ver cómo se va desarrollando una situación en la que saltan chispas.
Chispas entre vaqueros (Brokeback Mountain), chispas entre la apariencia y la infidelidad (La tormenta de hielo), chispas por los amores imposibles (Tigre y dragón) y en éste caso, chispas entre revolucionarios y torturadores.
Además se juega con la suplantación de la identidad, que es precisamente en éste punto dónde se aprecian las cavilaciones de la protagonista, y su evolución al meterse de lleno en su papel, ya que se ve obligada a elegir entre continuar su misión, la de matar a su enemigo y su nueva vida junto a su único amor. Chispas al principio y más tarde fuego. Y como se suele decir en éstos casos... quien juega con fuego se acaba quemando.
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