El Cine como forma expresiva y estética

domingo, 21 de marzo de 2010

Fellini. Otto e Mezzo

Por Jesús Méndez Leblic



En medio de un simbolizado desaliento, de miradas inquisitivas que esperan la genialidad del genio, rodeado de una multitud de coches repletos de espectadores ansiosos, dentro de su mismo encierro, y agitado por el deseo de escapar… Guido Anselmo, por fin consigue volar, pero es todo un espejismo, mas tarde, se encontrará sujeto a las corrientes de aire, y manejado como una cometa que le hará despertar del sueño.
De esta manera comienza la obra cinematográfica que mejor representa el conflicto intimista de un creador en plena crisis artística y personal. Otto e mezzo.
Se podría definir como la genialidad del autor. Una firma personal en donde Federico Fellini despliega su potencial como creador, reafirmando una vez mas su capacidad cinematográfica, y donde se muestra más Fellini que nunca. Rodeado de su universo de mujeres(tema fetiche del autor), manifestando miedos y añoranzas infantiles y examinando cada ensoñación libertina y descarada desde el punto de vista más creativo.(Por supuesto Fellini se ve en V.O.)
La película fue rodada en Roma en 1963, en un principio se pensó en el título de "La bella confusione". Finalmente y jugando con la ambigüedad sobre la autobiografía implícita por parte del autor, se decanto por Otto e mezzo, título que hace referencia al número que según Fellini simbolizaba esta pieza en su filmografía.
Contaba con la presencia de actores ya consagrados en la gran pantalla, y estaba acompañado una vez más por Nino Rota para elegir una banda sonora extraordinaria y sumamente cuidada, y es que si quieres algo redondo cada detalle cuenta.
Se enfrenta así, con esta obra, más surrealista que otra cosa, a la herencia de neorrealismo de los directores italianos antecesores, y es que Fellini siempre creó tendencia. Nos habla desde su propia experiencia, con subjetividad, mostrando una visión cínica de sí mismo.
El guión tiene una alta calidad argumental, durante la película nos encontramos entre las ensoñaciones de Guido y la realidad del momento. Estas dos estructuras se apuntalan la una a la otra durante el transcurso de toda la cinta. Fellini se dispone a tratar temas de distinta relevancia, de forma divertida, transcendental y onírica , pero con un tono muy constante. La belleza femenina, la iglesia católica( representada por rostros especialmente cadavéricos y mujeres que hacen de hombres), el cine, el éxtasis del creador y su decadencia, el surrealismo, la magia, y el escapismo.
La fotografía en blanco y negro, tratada de una manera impecable, es de los pocos directores que hacen que la luz adquiera importancia en la enfatización de los personajes.
Focos que se encienden al paso del ojo del espectador, cambios de luz en un mismo plano, secuencias de cámara en mano, planos fijos, planos secuencia, cortos, largos… todas las concepciones de cómo manejar la fotografía están impresas en este film de grandes pretensiones artísticas.
Los encuadres se forjan de forma vaporosa en escenarios amplios y exteriores muy bien seleccionados( algo también habitual en el cine de Fellini) que nos evoca grandeza y producen una gran empatía con lo que estamos viendo.
Se podrían destacar varias escenas en las que podemos disfrutar de un rendimiento pleno en lo que a la construcción de una película se refiere, pero me quedo con el momento en que Guido nos presenta a su "harén", en una casa antigua, con mujeres que pasaron por su vida y viven en su recuerdo, y otras que aún hoy forman parte de él. La puesta en escena es impresionante, con elementos perceptivos que te mantienen atento a cada plano, como pañuelos que se funden con las imágenes o plumas que caen del traje de Jaqueline, demasiado vieja para seguir allí. Movimientos de cámara que persiguen a los personajes, cambios de luz, encuadres a la sombra de Guido que intenta hacerse con la situación a golpe de látigo…
La interpretación del personaje principal la deja a cargo de Marcello Mastroianni. Con él había trabajado ya en "La dolce vita", y el resultado en ambas es bastante satisfactorio. Fellini trabaja con buenos actores, actores que están a la altura de una historia y un rodaje como es Otto e mezzo. Creo que todos ellos ayudan en gran medida a que la película brille en cualquier área.
Respecto al ritmo narrativo poco que decir, para muchos será algo lento, yo disfruto de cada instante y me gusta comer despacio.
Esta película fue nominada en cinco categorías para los Oscar, obteniendo dos de ellos; mejor película de habla no inglesa y mejor vestuario (recordar que por esos años era bastante difícil hacer que una película no americana fuera nominada a algo más que a mejor película de habla no inglesa). Un placer para la vista, para el oído y para disfrutar de una película delirante e intensa, que te hace ver que aunque las cosas parezcan perdidas…al final el espectáculo debe continuar.

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