El Cine como forma expresiva y estética

miércoles, 3 de marzo de 2010

Por Mercedes Hausmann


Sorgo Rojo (1988) es el debut de Zhang Yimou como director de cine y de la popular actriz fetiche de éste, Gong Li.

Los sorgos (Sorghum spp.) son un género botánico de unas 20 especies de gramíneas oriundas de las regiones tropicales y subtropicales de África oriental. Se cultivan en su zona de origen, Europa, América y Asia como cereal para consumo humano, animal, en la producción de forrajes, y para la elaboración de bebidas alcohólicas. Su resistencia a la sequía y el calor lo hace un cultivo importante en regiones áridas, y es uno de los cultivos alimentarios más importantes del mundo.
Desde el comienzo de la película el rojo domina la escena: los créditos, el vestido de la novia protagonista y la carroza de ésta, camino de casa de Li Cabezón, el propietario de la bodega en Shibali Po, enfermo de lepra, que va a casarse con ella.
La voz en off es una constante en el filme, sin la que la comprensión del mismo quedaría reducida a apreciaciones estéticas y culturales propias del cine chino. Asistimos a un metraje de tipo costumbrista, basado en la célebre novela de Ya Ding, en el que una historia de amor situada en los campos de sorgo chinos en los años treinta y cuarenta sirve de excusa al director para recrearse en los detalles, jugando con los encuadres y la luz. Sin embargo, el guión adaptado no termina de enganchar al espectador, ni siquiera en las escenas más dramáticas. En éstas, los invasores japoneses fuerzan a los empleados de la destilería a matarse entre ellos para después masacrarlos en un tiroteo de carácter teatral donde el vino de sorgo sustituye a la sangre derramada por las víctimas, que parecen bailar el tema musical del comienzo del largometraje, cuando los empleados del bodeguero transportaban a la joven el día de su boda.
Cabe destacar el inquietante final de Sorgo Rojo: un eclipse de sol cubre por completo el cielo y los campos de sorgo de un rojo sangrante durante el cual apenas logramos distinguir la silueta del pequeño de la familia, que canta desconsoladamente unos versos de despedida a su madre fallecida sin música que le acompañe.
Para los ricos e intensos colores de la película, Zhang Yimou contó con el director de fotografía nominado al Óscar Gu Changwei, con el que también colaboró en Ju Dou y Código Cougar.

2 comentarios:

  1. Pues vaya, siento disentir en este caso tambén, pero creo que el guión si engancha bastante. Tengo que reconocer que la he visto en versión original y quizá el hecho de andar leyendo y atendiendo al diálogo de forma activa puede ser la clave, pero me parece bastate decente en lo que a atraer la atención del espectador se refiere.
    Sin embargo veo algo criticable el encuadre de las escenas que se me hace raro en muchos casos, cortando por arriba y/o por abajo; aunque parece ser una constante de Yimou.
    Como nota me gustaría destacar que cuando portan a la novia, la diferencia entre lo que ocurre dentro y lo que ocurre fuera en cuestión de movimiento es my diferente, y creo que eso podría mejorarse un poco porque saca de la película. A parte de eso me ha gustado mucho todo lo demás en lo que a la cámara se refiere

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  2. Mercedes Hausmann3 de marzo de 2010, 20:37

    Supongo que lo del guión es una cuestión bastante subjetiva, Luz. En mi caso, me recuerda a muchas películas costumbristas, y ni los diálogos ni los personajes consiguen llamarme la atención.
    En cuanto a los encuadres, es algo que comentamos en clase, y tienes razón. A veces descoloca un poco.

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